La CIA está haciendo un repaso de sus poderes para usar fuerza letal contra los cárteles de la droga en México y otros países, como parte de los esfuerzos del Gobierno de Trump para poner la lucha contra el crimen organizado en el foco de atención. Esto lo confirmaron varias fuentes cercanas al tema, quienes aseguran que no hay una orden directa del presidente para actuar, pero sí están evaluando las opciones legales y los riesgos de entrar de lleno en este conflicto.

Esta revisión busca ver hasta dónde puede llegar la agencia sin meter la pata, mientras el gobierno de Trump evalúa más opciones, aunque algunos funcionarios se preocupan por el potencial daño colateral que podría afectar a ciudadanos estadounidenses, algo mucho más riesgoso que las operaciones en Medio Oriente.
Uno de los puntos clave es que la CIA ya tiene la autorización para realizar ataques letales si el presidente da la luz verde. Sin embargo, el panorama cambia radicalmente cuando esas operaciones se llevan a cabo cerca de la frontera de EE. UU., un área con mucha presencia de estadounidenses. Las implicaciones legales y políticas se complican.
La agencia ya tiene drones armados sobrevolando México, y en el Gobierno de Trump están considerando tratar a varios cárteles como organizaciones terroristas, lo cual abriría la puerta a más acciones directas. Pero, aunque puedan hacerlo, hay una gran pregunta: ¿debe hacerse?
Como explicó un exfuncionario de la CIA, legalmente pueden usar fuerza letal, pero la cuestión es si es ético o práctico. Las consecuencias para la agencia y la política exterior son tan serias que no se toman a la ligera.
Además, este tipo de acciones podría generar represalias por parte de los cárteles, quienes operan no solo en México sino también en EE. UU., lo que podría agravar aún más el conflicto. La preocupación por los daños colaterales es muy real, y también está el riesgo de que México o cualquier otro país aliado decida cerrar las puertas a la CIA si estas acciones se salen de control.
Por último, exfuncionarios ya han advertido que la historia del programa de interrogatorios mejorados de Bush (que muchos consideran tortura) sigue presente en la memoria de la agencia, y todos están muy cautelosos sobre los límites legales y éticos que podrían cruzar en esta nueva etapa.
El análisis sobre los cárteles nunca había sido tan central en los informes de inteligencia de EE. UU., pero parece que los funcionarios siguen dividiéndose sobre si realmente representan una amenaza existencial para el país.