La zona arqueológica de Teotihuacán está en riesgo y no precisamente por el tiempo… sino por las manos de quienes, según activistas, han construido restaurantes encima de vestigios prehispánicos. Todo esto ocurre en Oztoyahualco, donde ya hay evidencia de estructuras antiguas que están siendo ignoradas por intereses comerciales.

Un grupo llamado Guardianes de Teotihuacán, conformado por jóvenes de universidades como la Ibero, la Anáhuac, la Panamericana, el Tec de Monterrey y la FES Acatlán, alzó la voz ante lo que consideran un ecocidio cultural. Su objetivo: que la gente y las autoridades abran los ojos ante lo que está pasando.
Uno de los casos que más les preocupa es el del restaurante “La Rústica”, que opera desde 2022 en una zona protegida por decreto presidencial. Según el colectivo, ese lugar ha ignorado más de 20 denuncias, ha violado sellos de clausura y sigue funcionando como si nada.
Pero eso no es todo: los dueños, lejos de parar, abrieron otro local llamado “La Casona” en la misma zona. Sí, así como lo lees. En lugar de frenar las construcciones irregulares, ¡van por más! 😤
Los activistas han mandado cartas a la presidenta Claudia Sheinbaum, a la gobernadora Delfina Gómez y al INAH, pero dicen que nadie les ha hecho caso ni ha tomado acciones firmes.
Además, acusan que ningún arqueólogo se ha animado a inspeccionar la zona, lo que ha sido usado como pretexto por las autoridades para no intervenir. Y es que, según los activistas, la Fiscalía General de la República ni se ha parado por ahí, mientras en otros casos actúan de inmediato.
“Tenemos pruebas del daño, pero también de la omisión de quienes deberían cuidar este patrimonio”, aseguraron los voceros del colectivo. Incluso, no descartan que haya mano negra de algunos funcionarios que están permitiendo estas construcciones por debajo del agua.
Y mientras tanto, el rico pasado prehispánico de Teotihuacán sigue siendo puesto en peligro por la ambición y la indiferencia.