#PlanPistola: la vieja táctica de terror revive en #Colombia y deja 27 uniformados asesinados.

Colombia vuelve a enfrentar una de sus pesadillas más oscuras: una serie de ataques letales contra policías y militares que recuerda los días más violentos del país bajo la sombra de Pablo Escobar. Entre el 15 y el 27 de abril de 2025, al menos 27 uniformados fueron asesinados, según confirmó el propio presidente Gustavo Petro.

La estrategia utilizada no es nueva. Se trata del temido “plan pistola”, una modalidad en la que los grupos armados apuntan directamente contra miembros de la fuerza pública, muchas veces fuera de servicio y en emboscadas planificadas. Esta táctica, tristemente conocida desde los años 80, parece haber regresado con fuerza.

💣 ¿Qué hay detrás de esta ola de violencia? Todo apunta a una respuesta por parte del Clan del Golfo, también conocido como el Ejército Gaitanista de Colombia (EGC), tras la muerte de uno de sus cabecillas: José Miguel Demoya Hernández, alias “Chirimoya”, quien cayó en una operación conjunta entre la Policía de Colombia y la DEA a principios de abril.

Desde ese momento, el número de asesinatos de policías y militares no ha dejado de subir. El Ministerio de Defensa reveló que solo entre enero y marzo de este año murieron 41 uniformados, la cifra más alta desde 2018 en ese mismo periodo.

📉 ¿Qué pasa con la “paz total”? La gran apuesta de Petro por una paz negociada con todos los grupos armados parece estar tambaleando. Los diálogos con el ELN están congelados, las disidencias de las FARC siguen activas y el Clan del Golfo no da tregua.

El nombramiento del general Pedro Sánchez como nuevo ministro de Defensa fue leído como un giro hacia la mano dura, alejándose del discurso conciliador que caracterizó los primeros años del gobierno Petro.

🎯 Terror a sueldo Según expertos como Jorge Mantilla, criminólogo colombiano, esta modalidad de ataque del Clan del Golfo se intensifica cuando el grupo siente que el Estado los está arrinconando. Durante estos “planes pistola”, se ofrecen pagos en efectivo por cada uniformado asesinado, siguiendo un sistema de inteligencia callejera donde moteros y grupos de WhatsApp reportan cada movimiento de la policía.

Esto recuerda los días en que Pablo Escobar pagaba millones por matar policías, estableciendo verdaderas “oficinas” del terror en los barrios de Medellín.

📛 Más que una coincidencia Aunque algunos expertos aseguran que no hay una coordinación directa entre todos los grupos armados, sí hay una reacción paralela al endurecimiento de la política de seguridad. Fuerzas como el ELN y las disidencias de las FARC también han incrementado sus ataques, usando francotiradores y emboscadas en regiones como el Catatumbo, el Cauca y el Valle del Cauca.

👮 Medidas desesperadas Ante esta situación, el Ministerio de Defensa recomendó que los agentes cambien sus rutinas, vistan de civil y porten armas incluso durante el descanso. Una señal clara de que la seguridad de los uniformados está comprometida incluso fuera del trabajo.

⚖️ ¿Fracaso anunciado? Las críticas no se han hecho esperar. El expresidente César Gaviria, quien vivió en carne propia la violencia de los años 90, fue directo: calificó la “paz total” como una ilusión sin estrategia, sin planificación militar ni inteligencia real.

En respuesta, Petro negó que haya un “caos de violencia”, y mostró estadísticas comparativas para justificar que la situación actual no es peor que con su antecesor Iván Duque. Sin embargo, la percepción generalizada es otra: la violencia se siente más cerca que nunca y la paz prometida está cada vez más lejos.

Autor Itzel G. Bandala

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