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Una jueza federal en Boston le puso freno a la jugada del gobierno de Trump que buscaba impedir que Harvard inscribiera a estudiantes extranjeros. La jueza Allison Burroughs emitió una orden temporal que detiene la medida, argumentando que causaría un daño “inmediato e irreparable” a la universidad.
Todo comenzó cuando el Departamento de Seguridad Nacional, liderado por Kristi Noem, revocó la certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVP) de Harvard. La razón: la universidad no entregó ciertos registros de conducta de estudiantes internacionales.
Harvard no se quedó de brazos cruzados y presentó una demanda, alegando que esta acción era una represalia por no ceder a las presiones políticas del gobierno. La universidad sostiene que la medida viola su derecho a la libertad de expresión y autonomía académica.
La comunidad académica expresó su preocupación, ya que más de una cuarta parte del alumnado de Harvard es internacional. Profesores y estudiantes temen que esta situación afecte la diversidad y excelencia académica de la institución.
Por ahora, la orden de la jueza Burroughs mantiene el status quo, permitiendo que los estudiantes internacionales continúen sus estudios en Harvard mientras se resuelve el caso. La próxima audiencia está programada para el 27 de mayo.
