Este domingo México vivió algo nunca antes visto: la ciudadanía votó para elegir a 2,681 jueces y magistrados, en un proceso que ni siquiera muchos países tienen, ¡ni Japón ni Estados Unidos! Morena, el partido en el poder, fue el impulsor de esta movida histórica, la cual buscaba dar un giro brutal a la justicia del país.

Pero, ¿qué pasó? Apenas el 13% de la gente que podía votar salió a las urnas, y eso cayó como un balde de agua fría para Claudia Sheinbaum, quien hasta hace poco presumía tener más del 80% de aprobación en las encuestas.
La jefa de gobierno salió a decir que todo es “perfectible” y que esta primera prueba servirá para mejorar en 2027, además de insistir en que “muchísima gente participó”. Sin embargo, para expertos y la oposición, esta baja asistencia es un golpe duro al Estado de derecho.
Antes de la elección ya se sabía que Morena ganaría, pues muchos candidatos estaban ligados a ellos y la oposición, que andaba dividida y sin fuerza, optó por llamar a no votar. Aunque casi el 70% de la población quería una reforma al sistema judicial y un 60% decía que sería legítima con más de la mitad participando, al final la gente no respondió.
Sheinbaum comparó esta votación con la consulta popular de AMLO en 2021, donde solo votó el 6%, y dijo que igualar o superar esa cifra ya era “un buen resultado”. También señaló que en elecciones similares de jueces en EU vota alrededor del 20%, así que lo de aquí no es tan raro.

Pero la realidad es que esta elección fue complicada y, para muchos, un verdadero enredo: había varios tarjetones complicados, los candidatos no podían hacer campaña, y ni siquiera los mexicanos en el extranjero o los presos podían votar, ¡y esos últimos son los que más deberían estar interesados!
Además, la reforma relajó los requisitos para ser juez, así que varios candidatos eran novatos o con conexiones dudosas, incluso con el crimen organizado, algo que manchó más el proceso.
La justicia en México está en crisis: con un sistema lento, corrupto y con al menos 90,000 personas en prisión sin condena firme, esta elección era una apuesta fuerte para intentar cambiar eso. Pero para muchos especialistas, la baja participación no refleja rechazo a la reforma, sino que el proceso fue muy difícil de entender y demasiado rápido.

En 2024, Sheinbaum ganó con un contundente 60% de los votos y Morena domina casi todo en el país: el Congreso, tribunales, gobiernos locales… Pero ahora, con esta elección, hay quienes ven una repetición del pasado, cuando el PRI controlaba todo por décadas, y otros que creen que este es un paso adelante para dejar atrás ese autoritarismo.
La verdad, es que la democracia mexicana está en un momento clave, y la polémica apenas comienza. ¿Será que esta reforma judicial logrará cambiar las cosas o solo es otro paso para concentrar más poder? El tiempo y la gente decidirán.