Equilibrio externo se beneficia por diversos factores
En una dinámica sorprendente, México registra un superávit de 6,247 millones de dólares en su cuenta corriente para el segundo trimestre de este año, una revuelta en las cifras que refleja un notable cambio frente al déficit de 20,289 millones de dólares del primer trimestre.
El giro en las cuentas externas se debe a varias razones, incluyendo una disminución en el déficit de la balanza petrolera, un incremento en las remesas y un menor déficit en la balanza de ingreso primario.
Este contraste respecto al mismo periodo del año pasado es significativo, en parte gracias a una reducción de 4,278 millones de dólares en el déficit de la balanza petrolera, un flujo enérgico de remesas que alcanzaron los 16,274 millones de dólares, el nivel más alto en un periodo similar desde 1993, y un descenso de 4,150 millones de dólares en el déficit de la balanza de ingreso primario, que abarca operaciones como pagos de intereses y remisión de utilidades.
Este superávit puede ser visto como una instantánea oportuna en el tiempo, influenciada en parte por la apreciación del peso frente al dólar que ha impulsado las importaciones, según Luis Pérez Lezama, director de investigación económica en ThinkLab Saver.
Sin embargo, los analistas señalan que este no es un cambio en la tendencia comercial sostenida del país, ni implica necesariamente una mayor competitividad en el panorama global.
La volatilidad en la cuenta corriente durante los últimos 10 trimestres ha dejado a México vulnerable a las fluctuaciones en las condiciones económicas de Estados Unidos, lo que hace que esta fotografía positiva tenga matices de precaución. Durante este período, la cuenta corriente del país ha alternado entre déficits y superávits trimestrales sin establecer una tendencia clara.
La fortaleza del peso mexicano, alimentada por factores como el flujo de remesas y el movimiento del dólar, se encuentra en parte ligada a la dinámica económica de Estados Unidos, incluyendo el mercado laboral, la inversión y el turismo. Sin embargo, este estrecho vínculo también expone la economía mexicana a los riesgos que surgen de la volatilidad de su vecino del norte.
Aunque las cifras actuales favorecen a México, la incertidumbre sobre la economía estadounidense y su impacto en las dinámicas financieras y comerciales de México plantean interrogantes sobre la sostenibilidad de esta posición.