Después de un polémico error que lo llevó directo a una megacárcel en El Salvador, el migrante salvadoreño Kilmar Ábrego García fue finalmente traído de vuelta a Estados Unidos… pero no precisamente para enmendar la pifia: lo regresaron para enjuiciarlo por dos delitos federales.

Kilmar, de 29 años, había sido deportado en marzo, pese a contar con protección legal por riesgo de persecución en su país. Acabó encerrado en la prisión de máxima seguridad Cecot, hasta que el gobierno de El Salvador dio luz verde para su retorno a suelo estadounidense. ¿La razón? Debe responder ante la justicia gringa por conspiración para transportar extranjeros y por tráfico ilegal de personas sin papeles.
En una rueda de prensa este viernes, la fiscal general Pam Bondi agradeció públicamente al presidente salvadoreño, Nayib Bukele, por facilitar el regreso del acusado. “Así funciona la justicia en Estados Unidos”, soltó Bondi, dejando claro que Kilmar no regresó para descansar, sino para enfrentar consecuencias.
Pero eso no es todo…
Según la acusación formal presentada en Nashville, Tennessee, el joven habría jugado un papel clave en una red de tráfico humano, operando como si ese fuera su “trabajo de tiempo completo”. El jurado asegura que realizó más de 100 viajes trayendo inmigrantes a EE.UU. de manera irregular. Además, Bondi soltó otras bombas: dijo que el salvadoreño también traficaba armas y drogas, y que un testigo lo involucró en el asesinato de la madre de un pandillero rival 😱

A pesar de lo fuerte de estas declaraciones, Ábrego no ha sido acusado oficialmente por esos últimos delitos. Incluso, se le intenta vincular con la MS-13, la famosa pandilla que, según la fiscal, recluta menores para cometer delitos en Estados Unidos. Sin embargo, no se presentaron pruebas concretas sobre esas acusaciones adicionales.
La defensa responde: “No es justicia, es abuso de poder”.
El equipo legal de Kilmar no se quedó callado. El abogado Simon Sandoval-Moshenberg acusó al gobierno estadounidense de haber actuado con prepotencia. “Desaparecieron a Kilmar, lo mandaron a una cárcel extranjera violando una orden judicial, y ahora lo traen no para reparar el error, sino para procesarlo”, reclamó.
Otro abogado, Andrew Rossman, también se pronunció: “Esto solo demuestra lo que siempre supimos: el gobierno pudo traerlo de regreso, pero no quiso hacerlo hasta ahora”.
Y hay más: Ama Frimpong, parte del equipo legal, exigió que Kilmar pueda comunicarse cuanto antes con su familia, incluyendo su esposa e hijos, con quienes vivía en Maryland antes de ser deportado.
¿Quién es Kilmar Ábrego?
Kilmar entró a EE.UU. de forma indocumentada en 2011. Fue arrestado en 2019 en Maryland y desde entonces permanecía bajo protección judicial por riesgo de represalias si regresaba a El Salvador. Aun así, el pasado 15 de marzo fue enviado a la cárcel Cecot por un “error administrativo”, según reconoció el propio gobierno de Donald Trump.

Lo curioso es que, al mismo tiempo, las autoridades estadounidenses lo catalogaron como “miembro confirmado de la MS-13”, y Bukele lo llamó directamente “terrorista”.
Por su parte, Jennifer Vásquez Sura, esposa de Kilmar, lo ha defendido como “un padre amoroso”. Aunque sí se sabe que en 2021 ella misma solicitó una orden de protección por violencia doméstica, más tarde decidió no continuar con el proceso judicial.