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Las importaciones de acero y aluminio procedentes de China hacia México han experimentado un drástico aumento durante el mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), generando inquietud en el gobierno de Estados Unidos debido a sus tensas relaciones con el gigante asiático. Según datos del Banco de México (Banxico), en el año pasado, México importó productos chinos de fundición de hierro y acero por un valor superior a mil 267 millones de dólares, lo que representa un aumento de más del 331 por ciento en comparación con 2019.
En los primeros siete meses de 2023, las importaciones de estos productos rozaron los 960 millones de dólares, sugiriendo que para el cierre del año, México podría comprar más de mil millones de dólares de productos de acero a China por segundo año consecutivo. En lo que respecta al aluminio y sus manufacturas, las importaciones de México desde China alcanzaron los tres mil 201.7 millones de dólares el año pasado, un aumento del 136 por ciento en comparación con 2019.
En los primeros siete meses de este año, México ya ha comprado productos de aluminio por valor de mil 367.8 millones de dólares a China, superando la cifra registrada en todo 2019. Esta creciente importación de acero y aluminio chinos ha suscitado tensiones con Estados Unidos, el principal socio comercial de México, que ha instado al gobierno mexicano a mejorar la transparencia en este asunto.
La semana pasada, Katherine Tai, titular de la Oficina de la Representación Comercial de Estados Unidos (USTR), expresó su preocupación ante la secretaria de Economía de México, Raquel Buenrostro, sobre el aumento de las exportaciones mexicanas de productos de acero y aluminio a los Estados Unidos y la falta de transparencia en su origen. El gobierno estadounidense ha solicitado en varias ocasiones a las autoridades mexicanas que refuercen la supervisión de las exportaciones de acero y aluminio hacia Estados Unidos, de acuerdo con el acuerdo conjunto de 2019 entre ambos países sobre los derechos de la Sección 232 en estos metales.
Sin embargo, según Juan Antonio Reboulen, presidente de la Comisión de Comunicación y Vinculación Política de la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero (Canacero), el problema no reside en el volumen de importaciones, sino en la falta de transparencia en cuanto al origen de los productos.
Reboulen señaló que esta administración eliminó mecanismos para transparentar la procedencia del acero y el aluminio, lo que dificulta saber si las exportaciones son de origen nacional o de terceros países.
Para abordar este problema, las empresas asociadas a la Canacero han acordado un programa piloto con las Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (USCBP) para determinar la trazabilidad del acero importado desde México hacia Estados Unidos, utilizando tecnología como blockchain. Sin embargo, se insiste en la necesidad de reintroducir el certificado de molino en los avisos automáticos para garantizar la procedencia de estos productos. El aumento de las importaciones se atribuye en parte a un favorable tipo de cambio y al crecimiento de la demanda interna, aunque se enfatiza la importancia de implementar la trazabilidad del acero en el país.
