En un giro sorprendente, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció la suspensión de relaciones exteriores con Israel, desafiando la preocupación por las exportaciones de armas israelíes a Colombia. Petro, conocido por sus posturas progresistas, expresó su rechazo a la violencia en la región y denunció el entrenamiento de mercenarios israelíes a grupos paramilitares en Colombia. Las tensiones entre Colombia e Israel han aumentado en los últimos días, con el gobierno israelí convocando a la embajadora de Colombia en Tel Aviv y tomando medidas comerciales restrictivas.
El embajador de Israel en Colombia calificó las declaraciones de Petro como hostiles y antisemitas, y señaló el reciente ataque de Hamas que cobró vidas en Israel. A pesar de la presión de Estados Unidos y la comunidad internacional, Petro no ha condenado la ofensiva de Hamas y ha comparado las acciones del ejército israelí en Gaza con el Holocausto nazi.
Petro también ha pedido la intervención de Estados Unidos para detener la violencia en la región y lograr un acuerdo de paz que permita la coexistencia de dos estados, Israel y Palestina. Las tensiones entre Israel y Palestina han escalado recientemente, y la comunidad internacional busca una solución para poner fin a la violencia y el derramamiento de sangre en la región.
La ruptura de las relaciones entre Colombia e Israel es un desarrollo importante en la geopolítica de América Latina y el Medio Oriente, y podría tener implicaciones significativas en la cooperación militar y comercial entre los dos países.