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Un grupo compuesto por al menos 50 migrantes se enfrentó a elementos de la Guardia Nacional estadounidense en su intento de cruzar desde Matamoros, Tamaulipas a la fuerza el río Bravo para llegar a Estados Unidos.
La mayoría de los migrantes eran centroamericanos y caribeños que habían permanecido en la orilla del río durante más de 12 horas antes de tomar la decisión de avanzar venciendo el cerco de los oficiales estadounidenses y llegando a tierra del lado de Brownsville.
Este grupo de personas intentó cruzar a Estados Unidos desde la noche del lunes, pero fueron retenidos por los guardias nacionales y una cerca de púas instalada en mayo pasado. Sin embargo, su determinación los llevó a continuar su intento.
Para atravesar la alambrada, los migrantes usaron ropa para protegerse de las púas y priorizaron a los niños, una estrategia que han empleado anteriormente. Los guardias apuntaron sus armas hacia ellos, pidiéndoles regresar al territorio mexicano, pero los migrantes continuaron con su intento.
En medio del conflicto, se escuchaban los llantos de los niños, incluyendo una niña que pedía pasar ya que era el cumpleaños de su mamá. Después de cruzar, los migrantes se entregaron “voluntariamente” a la patrulla fronteriza, que los trasladó a centros de detención donde se definirá su futuro, ya sea quedarse en Estados Unidos o ser deportados.
Los ingresos “forzados” ya son una ocurrencia frecuente en el norte de Tamaulipas. En septiembre, un grupo de 15 personas, incluyendo 8 niños, pasaron más de un día junto a una alambrada de púas esperando ser permitidos cruzar al territorio mexicano. Finalmente, los guardias de la frontera aceptaron a los indocumentados. Activistas han instado a los migrantes a no exponerse al cruzar el río y la alambrada, donde siempre los espera la Guardia Nacional de Estados Unidos.
