En un hito sin precedentes, la cumbre migratoria de México y 11 naciones latinoamericanas llegó a su fin con una declaración conjunta en la que rechazaron firmemente las “medidas coercitivas”. En un esfuerzo por proteger y respetar los derechos humanos de los migrantes, los líderes acordaron promover opciones de regularización permanente y abogar por un enfoque más humano en las políticas migratorias.
La declaración fue suscrita por los líderes de Colombia, Cuba, Haití, Honduras y Venezuela, el vicepresidente de El Salvador y el viceprimer ministro de Belice, junto con ministros y cancilleres de Costa Rica, Ecuador, Guatemala y Panamá. Esta histórica cumbre, convocada por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, tuvo lugar en Palenque, Chiapas.
El contexto de la reunión es un flujo migratorio “sin precedentes” que México y Centroamérica están enfrentando actualmente, con hasta 16,000 migrantes que llegan diariamente a las fronteras mexicanas, según datos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM). Durante la cumbre, el presidente López Obrador buscó un consenso para presentar una propuesta conjunta al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en noviembre.
La canciller mexicana, Alicia Bárcena, fue la encargada de leer la declaración conjunta, marcando un hito importante en los esfuerzos regionales por garantizar un trato justo y humanitario para los migrantes.