Cuando Altagracia salió de Honduras con la meta de llegar a los EE.UU. y reunirse con sus hijos, nunca imaginó que su viaje de meses hacia la frontera con México se complicaría tanto. Lo que parecía ser una travesía difícil pero posible se tornó aún más incierta cuando se enteró de que Donald Trump había ganado las elecciones de EE. UU., prometiendo una fuerte ofensiva contra la inmigración. Esto la hizo temer que sus posibilidades de alcanzar la frontera se desvanecieran antes de que el 20 de enero, cuando Trump asumirá nuevamente la presidencia.
Altagracia, quien ha estado viajando con su familia desde que dejó Siguatepeque, en las tierras altas de Honduras, expresó desde un refugio en Oaxaca, México, que está “corriendo contra el reloj” para llegar antes de la investidura de Trump. En una llamada telefónica, le comentó a CNN: “Nos han dicho que cuando Trump empiece, no nos dejará entrar”. Con una mezcla de ansiedad y esperanza, ella continúa su camino, aunque la incertidumbre de los cambios de política le pesa mucho.
A lo largo de su recorrido, las dificultades han sido muchas. Fue víctima de robos por parte de cárteles, y ahora depende de la ayuda de refugios y buenos samaritanos para subsistir. “Ahora no tenemos dinero ni para comida, solo podemos esperar a ver qué pasa”, dijo.
Altagracia no es la única que siente esa presión. Otros migrantes comparten su misma preocupación. Un hombre de Venezuela comentó que, aunque le aterra lo que podría hacer Trump al asumir, su miedo más grande es quedarse en su país, donde las condiciones son aún peores. De hecho, “todos queremos llegar antes de que Trump tome el control”, señaló un cubano. A pesar de los temores, algunos migrantes se mantienen esperanzados de que la información sobre Trump esté distorsionada. Adriana, una joven venezolana de 26 años, cree que el presidente hará lo correcto, aunque, en sus palabras, “sabemos que no todo lo que dicen sobre él es verdad”.
Mientras tanto, la situación en la frontera parece estar en su punto más bajo desde 2020. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. ha reportado que los encuentros con migrantes han disminuido significativamente desde las medidas ejecutivas de Joe Biden, pero nadie sabe con certeza si la disminución se debe exclusivamente a las amenazas de Trump.
De acuerdo con la profesora Guadalupe Correa-Cabrera, de la Universidad George Mason, aunque Trump podría ser un factor, la cooperación entre EE. UU. y México también está influyendo en la baja de los cruces. “Es difícil atribuirlo todo a Trump, hay muchos factores en juego”, explicó.
Sin embargo, lo que está claro es que el temor a las deportaciones masivas está impulsando a muchos a apresurarse. Trump ha sido claro sobre su intención de endurecer las políticas migratorias desde el primer día, y muchos migrantes temen que su única oportunidad sea antes de que esas promesas se hagan realidad.
México, por su parte, ha estado tomando medidas. En un esfuerzo por reducir la migración hacia el norte, Claudia Sheinbaum, presidenta de México, indicó que su país está haciendo esfuerzos para ayudar a los migrantes en tránsito, pero también dejó claro que “muchos deciden regresar a sus países mientras avanzan”.
La realidad de los migrantes sigue siendo difícil, y para muchos, no hay marcha atrás. Altagracia, en su refugio en Oaxaca, no pierde la esperanza: “Solo quiero una oportunidad para contar mi historia en EE. UU.”. Aunque las dificultades no cesan, los migrantes siguen adelante, sin rendirse, con la esperanza de llegar a tiempo. “No hay tiempo para parar”, dice Adriana con determinación.