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El Aeropuerto Internacional de Acapulco alberga un recordatorio sombrío de la devastación que dejó el huracán Otis hace seis meses. Entre escombros y reconstrucción, un letrero que anunciaba la 35 Convención Internacional de Minería se mantiene como una ironía dolorosa de la tragedia que azotó la costa guerrerense en octubre de 2023.
Los esfuerzos por levantar la ciudad continúan, pero la mano de obra y los materiales para la reconstrucción se han encarecido, dificultando el proceso. Los residentes, como Ángeles, trabajadora temporal en el Fórum Mundo Imperial, recuerdan con tristeza la noche en que el huracán arrasó, mientras luchaban por resguardarse en los sótanos del centro de convenciones.
Aunque algunos sectores, como el turismo, muestran señales de recuperación, la falta de visitantes sigue siendo un obstáculo para la reactivación económica. En los alrededores de los complejos turísticos, la reconstrucción avanza más lentamente, dejando zonas devastadas convertidas en pueblos fantasma.
La gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado Pineda, ha destacado que aún queda mucho por hacer. La reconstrucción se enfrenta a desafíos burocráticos, con permisos onerosos que obstaculizan la recuperación de viviendas y comercios.
Para los residentes como Carmen González, cuya casa fue destrozada por Otis, la reconstrucción es un proceso lento y costoso. Aunque ha recibido apoyo del gobierno, el aumento en los precios de los materiales y la mano de obra dificulta su situación.
En medio de este panorama desafiante, los residentes ven en el turismo la clave para la recuperación de Acapulco. Sin embargo, se preguntan cómo pueden salir adelante si no llegan visitantes a la ciudad. La lucha por reconstruir Acapulco continúa, seis meses después de la devastación causada por Otis.
