Hace exactamente un año, el huracán Otis de categoría 5 cambió para siempre la vida de los habitantes de Acapulco y otras zonas de Guerrero. Lo que una vez fue un destino turístico mundialmente famoso, quedó devastado tras el impacto de uno de los huracanes más poderosos que ha visto México en décadas.
El 25 de octubre de 2023, en plena madrugada, Otis tocó tierra con vientos de 265 km/h, sorprendiendo a todos al pasar de tormenta tropical a huracán de categoría 5 en solo 21 horas. La tragedia dejó 52 muertos y aún hay 32 personas desaparecidas, según cifras oficiales del Gobierno mexicano, actualizadas en diciembre de ese año.
Las huellas de Otis aún no se borran, pero la desgracia no terminó allí. En medio de una lenta recuperación, otro fenómeno azotó la región: el ciclón John. Aunque inicialmente fue una tormenta tropical, se intensificó hasta convertirse en huracán categoría 3, provocando más caos en las costas de Guerrero y Oaxaca con vientos de 195 km/h. John, tras una breve pausa en la que se debilitó, regresó como huracán de categoría 1, dejando a su paso al menos 20 muertos y sumando más inundaciones y destrucción.
Michel Rosengaus, excoordinador del Servicio Meteorológico de México, advirtió que el cambio climático está detrás del aumento en la frecuencia e intensidad de estos fenómenos. Según el especialista, es probable que tengamos que prepararnos para enfrentar tormentas cada vez más violentas: “Lo que estamos viendo es que este tipo de intensificaciones se están volviendo más comunes, y debemos tomar decisiones anticipadas en base a esas posibles intensificaciones”, explicó.
La lucha de los empresarios y la falta de apoyo.
A pesar de los esfuerzos, para muchos empresarios y ciudadanos de Acapulco, la recuperación sigue siendo un desafío. Esmeralda Pacheco, propietaria del hotel Casa Yalma Kaan en Barra Vieja, recuerda cómo quedó su propiedad: “Cuando llegué a Diamante… todo estaba devastado. No había ni por dónde caminar. Árboles, palmeras, basura, todo por los suelos”.
A pesar de las promesas del Gobierno, Pacheco critica la falta de apoyo: “Nos dieron solo 100.000 pesos, lo mismo que a muchos otros. Pero eso no es suficiente para reparar un hotel”. Además, mencionó que la gente prefiere vivir de los apoyos mensuales del Gobierno, lo que dificulta la contratación de trabajadores.
El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) estimó que los daños provocados por Otis alcanzan entre 15.000 y 16.000 millones de dólares, afectando gravemente el sector turístico, comercial y de servicios, además de la infraestructura básica. Según sus cálculos, aproximadamente 80% de las unidades económicas resultaron dañadas.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que no habría límites en la inversión para apoyar a la población y reactivar la economía de la región. Sin embargo, varios empresarios, como Roberto Vázquez, director del Hotel Presidente, afirman que, un año después, no han recibido ayuda significativa. “Esperábamos al menos haber llegado al 50% de la recuperación, pero no es así. Necesitamos cosas tan simples como un elevador, porque nadie quiere subir seis pisos durante sus vacaciones”.
El turismo, clave para la recuperación
Uno de los sectores más afectados ha sido el turismo, la columna vertebral de Acapulco. Alejandro Balanzar, clavadista en la icónica Quebrada, explicó la importancia del turismo para la economía local: “Sin turistas, no hay espectáculo, y muchas familias dependemos de esto”.
A pesar del temor que dejaron los huracanes, hay quienes siguen apostando por la recuperación. “Acapulco tiene algo especial que siempre hace que la gente quiera regresar”, comentó Pacheco. David Aguilar, activista local, también cree en la esperanza: “Acapulco va a levantarse, pero necesitamos que todos los actores se sumen al esfuerzo”.
Rosa, una residente que perdió su hogar, expresó cómo aún vive con el miedo: “Cada vez que empieza a llover y corre el viento, me asusto. Aunque no ha llovido tanto últimamente, el trauma sigue presente”. Sin embargo, agradece la ayuda del Gobierno, que le permitió reconstruir su casa, ahora más resistente ante futuros desastres.
¿Qué sigue para Acapulco?
Mientras Acapulco sigue luchando por levantarse de las dos catástrofes, la comunidad espera que el turismo vuelva y con él, la prosperidad. Esmeralda Pacheco y otros empresarios aseguran que, aunque el camino ha sido difícil, Acapulco sigue en pie. “La gente ama Acapulco y sigue viniendo, pero necesitamos ofrecer más para que sigan regresando”, concluyó.
Con todo lo que Acapulco le ha dado al mundo, quizás sea momento de devolverle un poco.