Analistas han proyectado una reducción en la tasa de inflación en los próximos meses, aunque advierten sobre posibles riesgos que podrían revertir estos avances.
Durante la segunda quincena de junio, la tasa de inflación anual se situó en un 4.93%, principalmente debido a la notable caída en los costos de los energéticos.
El analista Alexis Milo explicó a Bloomberg que la desaceleración en la inflación general se debió a la presencia de deflación en la categoría no subyacente por primera vez desde 2020, gracias a los favorables precios de la gasolina.
Sin embargo, la inflación subyacente, que abarca mercancías, alimentos, bebidas, tabaco, servicios, vivienda y educación, sigue siendo motivo de preocupación, ya que no ha alcanzado los niveles esperados.
Los analistas de Ve por Más coinciden en que la inflación ha mostrado un buen ritmo gracias a los precios de las materias primas energéticas y agropecuarias, pero no ocurre lo mismo en el caso de las mercancías no alimenticias.
Por su parte, los expertos de Intercam advierten sobre los riesgos de inflación en la segunda mitad del año, señalando que “una eventual reversión a la media en los precios de los energéticos hacia finales del año podría generar presiones alcistas”.
Además, han identificado que el componente subyacente no muestra señales claras de disminución en su ritmo y apuntan a posibles distorsiones en los procesos de formación de precios y presiones salariales.
Los analistas de Banorte añaden que los precios de los alimentos podrían verse afectados debido al fenómeno meteorológico El Niño.