A medida que se acercan las elecciones del 2 de junio, el panorama político en Jalisco está cambiando drásticamente. La candidata de Morena y aliados, Claudia Delgadillo, está cerrando la brecha con el candidato naranja, Pablo Lemus, y la diferencia ya es de seis puntos. La tendencia actual indica que la competencia se estrechará aún más en las próximas seis semanas.
El declive del candidato de Movimiento Ciudadano (MC) se atribuye a varios factores. En primer lugar, la confianza excesiva de Enrique Alfaro, quien mantiene en sus cargos a colaboradores asociados con el crimen organizado o con un estilo de vida lujoso, lo que ha generado malestar entre los jaliscienses.
Las preocupaciones sobre la corrupción y la impunidad se han intensificado con los recientes eventos delictivos en la región, así como con las denuncias de la población sobre las propiedades adquiridas por estos individuos.
Los problemas estructurales en Jalisco, como la inseguridad, la violencia, el transporte público y el suministro de agua en la Zona Metropolitana de Guadalajara, están exacerbando la situación. Además, la reducción de las participaciones federales ha dejado a los municipios sin los recursos necesarios para abordar estos problemas.
Diego Monraz Villaseñor, Secretario de Transporte y Movilidad, ha sido objeto de críticas por su presunto involucramiento en actividades ilegales y su falta de atención a las responsabilidades de su cargo. Su gestión ha obstaculizado la modernización del transporte público y ha generado tensiones con los transportistas.
Los retrasos en proyectos clave, como la conclusión de la Línea 3 del Tren Ligero y la operación de la Línea 4 Tlajomulco-Guadalajara, también han contribuido a la desilusión pública. La falta de acción efectiva contra las grúas ilegales que operan impunemente en la región ha aumentado la percepción de corrupción e ineficiencia en el gobierno estatal.
El crecimiento de Claudia Delgadillo se ha basado en una campaña centrada en propuestas con un enfoque en el trabajo de base, lo que le ha permitido capitalizar el malestar existente en la entidad, especialmente en la zona metropolitana y en los destinos turísticos.
Este cambio en la dinámica política refleja un descontento generalizado con el actual gobierno y la búsqueda de alternativas entre la población. La complicidad entre autoridades y el crimen organizado ha alimentado la ascensión del cartel Jalisco Nueva Generación, lo que agrava aún más la situación y aumenta la incertidumbre sobre el futuro político del estado.