Un nutriólogo advierte que la deshidratación puede llevar a la muerte si no se trata adecuadamente. Los síntomas incluyen vómito, mareo, orina de color oscuro, confusión e irritabilidad.
Quetzalli Contreras Fernández, nutrióloga de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), recomienda consumir entre dos y tres litros de agua al día, dependiendo de la edad y la actividad física. En infantes, se recomienda de seis a ocho vasos de 250 mililitros.
Es crucial acudir al médico y al nutriólogo si se padecen enfermedades crónicas que predispongan a la deshidratación o si se presentan síntomas. Consumir bebidas azucaradas o alcohólicas no hidrata el cuerpo y debe evitarse, así como la cafeína, ya que actúa como diurético.
Los síntomas de deshidratación leve o moderada incluyen dolor de cabeza, náuseas, desmayo, mareos, vómito, orina oscura, fatiga, confusión, debilidad muscular y pulso rápido. En los niños, pueden observarse abdomen hundido y mejillas rojas. Es crucial buscar atención médica para evitar riesgos mortales.
Es importante no esperar a sentir sed para ingerir líquidos. Se recomienda distribuir la ingesta de agua a lo largo del día, sin excederse.
Además del agua, las frutas y verduras son fuentes importantes de hidratación y antioxidantes. El cuerpo humano está compuesto en un 75 por ciento de agua, por lo que su consumo diario es esencial.
Para prevenir la deshidratación, se aconseja realizar ejercicio en horas tempranas o tardías, buscar sombra y usar ropa ligera. Evitar esfuerzos físicos bajo el sol directo es fundamental para mantenerse hidratado y saludable.
El calor intenso puede aumentar el riesgo de deshidratación y afectar la salud, incluso llevar a la muerte. Cada individuo tiene necesidades específicas de hidratación según su edad, estatura, nivel de actividad y otros factores.