¡#ArynaSabalenka Arrasa en el US Open y Se Lleva su Tercer #GrandSlam!

Aryna Sabalenka, la tenista bielorrusa número 2 del mundo, ha conseguido un logro impresionante al conquistar el Abierto de Estados Unidos al vencer a la estadounidense Jessica Pegula con parciales de 7-5 y 7-5. La final, disputada en el icónico estadio Arthur Ashe, tuvo al público neoyorquino animando fervientemente a la local, pero eso no fue suficiente para frenar a Sabalenka.

Este triunfo marca el primer título de Sabalenka en el US Open. El año pasado, había caído en la final ante Coco Gauff, con el apoyo del público neoyorquino volcado en favor de la estadounidense. Sabalenka había sido claramente afectada por la atmósfera de ese encuentro, pero esta vez no permitió que eso le pasara factura.

Al ganar el punto decisivo, Sabalenka no pudo contener la emoción y se desplomó en la pista. Este es su tercer Grand Slam individual, sumando a su colección el Abierto de Australia, que ya había ganado dos veces consecutivas, en enero. Se convierte en la primera mujer en dominar en los Grand Slams de pista dura desde Angelique Kerber en 2016.

Por su parte, Pegula, que hizo un gran avance en este US Open, había llegado a los cuartos de final en sus apariciones anteriores en grandes torneos, pero nunca había pasado de esa fase. Con su actuación en Nueva York, subirá del número 6 al 3 en el ranking mundial, igualando su mejor clasificación de su carrera.

A pesar de haberse perdido parte de la temporada por una lesión, incluida la Roland Garros, Pegula encontró su ritmo durante la gira de verano en pista dura con un impresionante récord de 15 victorias y 2 derrotas, las cuales ocurrieron ante Sabalenka: en la final del Abierto de Cincinnati el mes pasado y en esta final del US Open.

Sabalenka, de 26 años, ha extendido su racha a 12 victorias consecutivas y ha mejorado su marca personal contra Pegula a 6-2. Pegula, originaria de Buffalo y con padres dueños de los Buffalo Bills y los Buffalo Sabres, ha mencionado que alcanzar la final del US Open era un “sueño de infancia”. Al ingresar al estadio para la final, se notaba cómo absorbía la energía del público, quitándose los audífonos y sumergiéndose en el bullicio del evento.