La migración de las ballenas grises ha cautivado una vez más a los habitantes y visitantes de Baja California Sur, México. Este espectáculo natural, considerado uno de los más impresionantes del mundo, atrae a estos majestuosos cetáceos desde las frías aguas de Alaska, Estados Unidos, hasta las cálidas costas de la región, cubriendo una asombrosa distancia de 9 mil kilómetros.
El doctor Jorge Urbán Ramírez, a cargo del Programa de Mamíferos Marinos de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, compartió que la población mundial de ballenas grises asciende a 14 mil individuos, según el último censo de hace dos años. Sorprendentemente, 12 mil de ellas eligen las aguas mexicanas como destino migratorio.
Urbán explicó que, durante el viaje, unas 2 mil ballenas grises optan por detenerse al sur para evitar las condiciones oscuras debido al cambio estacional en sus áreas de alimentación, sin completar el trayecto completo. La travesía de 9 mil kilómetros se extiende por aproximadamente tres meses, iniciando en septiembre y culminando con la llegada de las primeras ballenas a las lagunas de Baja California Sur en diciembre, donde se aparean y dan a luz.
Las lagunas costeras de la región, como Ojo de Liebre, San Ignacio, Puerto San Carlos, Puerto Adolfo López Mateos y Puerto Chale, brindan un refugio seguro para las crías. Al nacer, estas ballenitas, que miden en promedio 4 metros y pesan entre 500 y 600 kilogramos, constituyen aproximadamente el 5 por ciento de la población total de ballenas grises cada temporada. Aunque el doctor Urbán señaló una mortalidad inusual en los últimos cuatro años, actualmente se observa una disminución de este fenómeno.
En lo que va de la temporada de arribazón, se han registrado tres varamientos en las lagunas sudcalifornianas, dos crías y un adulto. Baja California Sur acoge ocho de las 14 especies de ballenas existentes en el mundo, incluyendo las icónicas ballenas grises, azules y jorobadas. Sobre el avistamiento de ballenas como actividad turística, el doctor Urbán destacó que no existen evidencias de efectos negativos a largo plazo en el comportamiento de estos majestuosos animales marinos.