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El pasado viernes, balaceras y bloqueos en la Carretera Nacional de Nuevo León dejaron un saldo preocupante. A pesar de la cancelación de las festividades del Grito en seis municipios rurales y el aumento de homicidios a niveles similares a los de la narcoguerra, el gobernador Samuel García insistió en que el estado está blindado. A lo largo del fin de semana, las autoridades enfrentaron una serie de hechos violentos que incluyeron tiroteos y asesinatos, generando dudas sobre la efectividad del blindaje y la seguridad en la región.
García mantuvo su postura al declarar que su administración sigue tomando medidas para contener la violencia, aunque los eventos recientes han generado críticas tanto de la población como de expertos en seguridad. Algunos cuestionan la capacidad del estado para gestionar la escalada de inseguridad, mientras otros consideran que las medidas actuales son insuficientes para hacer frente a los retos que la región enfrenta.
El ambiente de inseguridad ha ocasionado que habitantes de zonas rurales opten por resguardarse, y las fuerzas de seguridad se han desplegado en los puntos críticos. Aun así, los actos delictivos continúan generando incertidumbre, afectando la vida diaria de los ciudadanos y el desarrollo de eventos públicos.
La administración estatal busca mantener el control de la situación, pero los incidentes ocurridos en las últimas semanas ponen en tela de juicio la efectividad de las acciones implementadas para mitigar la violencia en Nuevo León. Con la proximidad de eventos políticos clave, la seguridad seguirá siendo un tema central en el estado.
