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Vladimir Putin ha encendido las alarmas al calificar la decisión de Estados Unidos y Alemania de desplegar misiles de largo alcance en territorio alemán a partir de 2026 como una reminiscencia de los días de la Guerra Fría. Según el presidente ruso, esta medida podría llevar a Rusia a responder con una estrategia similar.
En su intervención durante el Día Anual de la Armada de Rusia en San Petersburgo, Putin advirtió que si EE.UU. prosigue con estos planes, Rusia podría levantar la moratoria que había impuesto unilateralmente sobre el despliegue de armas de mediano y corto alcance. Esto incluye el aumento de las capacidades de las fuerzas costeras de la Armada rusa.
Putin también indicó que Rusia podría expandir su arsenal nuclear como una forma de disuasión frente a las nuevas amenazas. Los misiles de largo alcance, previstos para ser desplegados en Alemania, pondrían a la infraestructura rusa al alcance de estos armamentos, lo que el presidente ruso compara con la antigua tensión de la Guerra Fría.
Los misiles Pershing II de la década de los 80, diseñados para transportar ojivas nucleares y desplegados en Alemania Occidental, son el ejemplo histórico que Putin utiliza para ilustrar la gravedad de la situación actual. Estos misiles, retirados tras la firma del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) en 1988, habían causado gran alarma en Moscú en su momento.
Putin señaló que Rusia ya está en las etapas finales de desarrollo de sus armas de ataque de mediano y corto alcance y que tomará “medidas recíprocas” para su despliegue si Estados Unidos y Alemania continúan con sus planes. En una declaración conjunta, Washington y Berlín revelaron que las nuevas unidades de misiles incluirán SM-6, Tomahawk y armas hipersónicas en desarrollo, todas con un alcance considerablemente mayor que el actual.
En el contexto de una creciente tensión, Rusia ha amenazado anteriormente con romper su moratoria sobre misiles balísticos terrestres y lanzamisiles. Esta moratoria, anunciada tras la retirada de EE.UU. del INF en 2019, había sido una promesa de Rusia para evitar el despliegue de estos sistemas a menos que el armamento estadounidense se posicionara en ciertas áreas.
La retirada del INF, que ya había generado temores de una nueva carrera armamentista, parece estar tomando un nuevo giro, con Rusia preparada para ajustar su postura en respuesta a los movimientos estratégicos de Occidente.
