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El consumo de cannabis entre los jóvenes está generando preocupación debido a sus efectos psicológicos, que van más allá de la sensación de relajación o euforia asociada comúnmente con su uso. Según fuentes de la Secretaría de Salud de Hidalgo, el acceso a esta sustancia se ve facilitado por dos factores principales: la disponibilidad en los mismos lugares donde se venden otras drogas ilegales y los efectos que experimentan los consumidores, que aumentan su interés por probar otras sustancias.
Los efectos físicos del consumo de cannabis incluyen un leve aumento en el ritmo cardíaco, dilatación de los vasos sanguíneos, enrojecimiento de los ojos, aumento del apetito y sequedad en la boca, así como mareos y pérdida de coordinación. Sin embargo, son los efectos psicológicos los que más preocupan a las autoridades de salud.
Entre estos efectos psicológicos se encuentran la fatiga, disminución de la concentración, alteración de los sentidos, percepción del tiempo y toma de decisiones. Además, el consumo habitual puede llevar a un estado de apatía y falta de motivación, así como a episodios de ansiedad, paranoia y, en casos extremos, desórdenes mentales como la psicosis o la esquizofrenia, especialmente en personas con predisposición genética.
Otro riesgo asociado con el consumo de cannabis es la abrupta disminución de la presión arterial, que puede provocar malestar generalizado, náuseas, mareos, vómitos y desorientación profunda.
Las autoridades de salud advierten que el consumo de cannabis puede conducir a una dependencia o adicción, lo que se manifiesta en la pérdida de control sobre el consumo y la aparición de síntomas de abstinencia. Por ello, instan a aquellos que necesiten ayuda a acudir a los Centros Comunitarios de Salud Mental y Adicciones ubicados en diferentes puntos de la región, o a comunicarse a la Línea de la Vida al 800 911 2000.
