El Instituto Nacional Electoral (INE) enfrenta serias dificultades para cubrir vacantes cruciales debido a sueldos poco competitivos. A pesar de haber lanzado cerca de 1,200 convocatorias para contratar capacitadores electorales y supervisores, el INE aún tiene 800 puestos de capacitadores (CAE) y 41 de supervisores sin ocupar. Estos roles son esenciales para entrenar a los funcionarios de casilla y supervisar las mesas el día de la elección, así como para realizar trabajos posteriores como los conteos distritales.
La situación se complica aún más con el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), que carece de 600 capturistas en varias partes del país. Durante una sesión de las comisiones unidas de Organización y Capacitación Electoral, María Helena Cornejo, directora de Capacitación Electoral, y Manuel de Brasdefer, director de la Unidad Técnica de Servicios de Informática, informaron sobre estas carencias.
Para enfrentar la falta de personal, las comisiones aprobaron medidas excepcionales. Estas incluyen capacitar al personal de las Juntas del INE para que asuman las responsabilidades de los capacitadores y supervisores faltantes. Aunque esta práctica no es nueva, su uso masivo y abierto en esta ocasión es inédito.
Los capacitadores del INE ganan entre nueve mil y 12 mil pesos mensuales, mientras que los capturistas del PREP, que ganan siete mil 500 pesos, son esenciales para ingresar y verificar manualmente los resultados de las actas. Actualmente, el INE necesita cuatro mil 173 capturistas, pero solo ha contratado y capacitado a tres mil 149, quedando 600 vacantes para los simulacros.
Las consejerías del INE han señalado que los bajos sueldos, resultado de los recortes presupuestales, son una de las principales razones por las cuales es difícil atraer personal. La consejera Carla Humphrey mencionó que antes los sueldos eran atractivos y la gente deseaba trabajar en el INE, pero las condiciones han cambiado y ahora los sueldos no son competitivos.
El consejero Jaime Rivera agregó que los sueldos ofrecidos por el INE han aumentado muy poco, por debajo de la inflación, lo que reduce aún más su competitividad, especialmente en comparación con otros aumentos salariales mínimos y transferencias económicas que recibe la población.
Esta situación crítica subraya los retos financieros y estructurales que enfrenta el INE en el proceso electoral de 2023-2024, y la necesidad de revisar y ajustar sus estrategias de contratación para garantizar el éxito de las elecciones en curso.