Desde el pasado fin de semana, una batalla sin tregua contra los incendios forestales se libra en los frondosos bosques que rodean al idílico Valle de Bravo, al sur del estado de México. Más de 180 brigadistas, desplegados por los tres niveles de gobierno, se enfrentan a las voraces llamas que amenazan con devorar la naturaleza.
Las autoridades informaron que, aunque tres de los incendios están bajo control, dos nuevos brotes surgieron recientemente en las áreas de San Gaspar y Monte Alto. Lamentablemente, durante la extinción del último fuego mencionado, se encontró el cuerpo calcinado de una persona cuya identidad aún se desconoce.
Estos incendios han generado una densa nube de humo que ha envuelto toda la localidad de Valle de Bravo, dejando un penetrante olor a madera quemada impregnado en el aire.
En el arduo combate contra las llamas participan efectivos de diversas instituciones, como la Marina, el Ejército Mexicano, la Guardia Nacional, la Comisión Nacional Forestal (Conafor), y otras entidades estatales como Protectora de Bosques (Probosque), la Coordinación General de Protección Civil y la Secretaría de Seguridad del estado de México, así como bomberos y protección civil locales, junto con brigadas comunitarias.
Además, dos helicópteros del Grupo de Rescate Aéreo Relámpagos brindan apoyo aéreo, descargando agua sobre las áreas afectadas para frenar el avance de las llamas.
Durante su conferencia, el presidente Andrés Manuel López Obrador mencionó que los incendios están controlados en un 60 por ciento, aunque la situación sigue siendo monitoreada de cerca. Las autoridades han logrado contener las conflagraciones en lugares como Velo de Novia, El Cerrillo y Cuautenco, aunque nuevos focos surgieron en Monte Alto y San Gaspar.
Por otro lado, la tragedia también golpea a otras regiones, con incendios activos en municipios como Santo Tomás, Amanalco, Ixtapan del Oro y Temascaltepec, en el estado de México, así como en El Zapote, Morelos, y en El Potrero, Hidalgo, donde las llamas amenazan la vida y los recursos naturales de las comunidades locales.
En este escenario desafiante, la solidaridad y el esfuerzo conjunto de los brigadistas son fundamentales para proteger la biodiversidad y los habitantes de estas áreas vulnerables, en una lucha contra el fuego que aún está lejos de terminar.