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Los mercados bursátiles globales sufrieron una fuerte caída, con el índice Nikkei de Japón registrando su mayor descenso diario desde el “lunes negro” de 1987. El temor a una recesión en Estados Unidos llevó a los inversionistas a abandonar activos de riesgo, generando una venta masiva que activó interruptores automáticos en las bolsas asiáticas. Las monedas refugio como el yen y el franco suizo experimentaron un alza, mientras que los bonos del Tesoro de EE.UU. vieron un aumento en la demanda, reflejando la incertidumbre económica.
Las acciones europeas también tocaron mínimos de seis meses, con el índice paneuropeo STOXX 600 cayendo un 2.6%, y los principales índices de Alemania, Francia, Reino Unido y España registrando descensos superiores al 2%. El dólar perdió terreno frente al yen y al franco suizo, mientras que el oro y el crudo también vieron retrocesos en sus precios.
El informe de empleo de julio, que mostró debilidad, ha intensificado las expectativas de recortes en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos, con algunos analistas anticipando una reducción de hasta 50 puntos básicos en las próximas reuniones. La posibilidad de una recesión en EE.UU. es ahora del 50%, según JPMorgan, lo que aumenta la presión sobre la Fed para que actúe rápidamente para evitar una crisis económica mayor.
