La magistrada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Janine Otálora Malassis, ha denunciado que el financiamiento que obtienen los partidos políticos, bajo la apariencia de actos lícitos, representa un verdadero cáncer para la democracia. Alerta sobre la ocultación detrás de contribuciones en efectivo o en especie de personas morales y sociedades anónimas, donde los verdaderos contribuyentes permanecen en las sombras, planteando un desafío significativo.
Otálora destacó que este problema no es exclusivo de México; es una cuestión global que involucra técnicas complejas, utilizando artimañas legales para encubrir el uso indebido de recursos. Esto evidencia esfuerzos sistemáticos y meticulosamente diseñados para eludir la ley. Durante su participación en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL 2023), ofreció la conferencia magistral “Conflictividad y Respeto a la Legalidad en Procesos Electorales,” subrayando la necesidad de contar con órganos electorales fuertes e independientes para descubrir y sancionar estas prácticas.
Enfatizó que, aunque se hable a menudo de la compra de votos en el sistema mexicano, el financiamiento ilegal a través de esquemas complejos es una afrenta significativa a la legitimidad democrática. Estos esquemas implican que pequeños grupos cupulares se organicen y utilicen recursos para imponer su voluntad sobre las mayorías electorales.
Citó el estudio “Dinero Bajo la Mesa, Financiamiento y Gasto Ilegal de las Campañas Políticas en México” de 2018, el cual reveló que el financiamiento y el gasto ilegal son los mayores problemas en la democracia electoral mexicana. Señaló que, según este estudio, por cada peso reportado como gasto de campaña para una gubernatura, hay 15 que se manejan de manera no transparente.
Otálora identificó tres mecanismos ilegales de financiamiento de campañas: el desvío de recursos públicos, las aportaciones de particulares y entidades prohibidas, y el financiamiento proveniente del crimen organizado. Además, destacó que los actores políticos a menudo encuentran molestas las reglas electorales, pero subrayó que la regulación, aunque a veces pueda considerarse excesiva, no puede ser ignorada.