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Al menos dos personas han perdido la vida y decenas más están heridas debido a los feroces incendios forestales que han alcanzado varios barrios en el oeste de Los Ángeles. Los vientos fuertes y la vegetación reseca han creado condiciones perfectas para que el fuego se propague rápidamente.
Las llamas han destruido cerca de 1.000 viviendas en áreas como Palisades, Eaton, Hurst y Woodley, con los equipos de emergencia luchando sin descanso desde el martes para controlar la situación. El presidente del Ayuntamiento de Los Ángeles, Marqueece Harris-Dawson, describió la noche de ayer como “una de las más aterradoras y devastadoras” que la ciudad haya vivido.
Las muertes y lesiones ocurrieron principalmente entre los residentes que desobedecieron las órdenes de evacuación. Según el alguacil Robert Luna, Pacific Palisades, una zona popular entre las celebridades, fue especialmente afectada, con más de 37.000 personas evacuadas de forma obligatoria. En total, unas 15.000 estructuras estaban en peligro, ya que el fuego, que comenzó el martes, arrasó rápidamente más de 1.200 hectáreas.
A pesar de las advertencias, muchos residentes no evacuaron a tiempo. Jim McDonnell, jefe de la policía de Los Ángeles, calificó la situación como un “momento trágico” y aseguró que los vientos fueron tan intensos que dificultaron las labores de extinción. La jefa de Bomberos, Kristin Crowley, comentó que los incendios han puesto al límite los recursos de los servicios de emergencia.
Además de hogares, algunos negocios como un restaurante McDonald’s y el Getty Villa, un importante centro artístico en Malibú, también han sido afectados.
Testimonios de los afectados revelan lo rápido y aterrador que fue el avance del fuego. Orly Israel, residente de Rustic Canyon, relató que se retrasaron para evacuar hasta las 17:00 debido a que estaban tratando de contener el fuego. “Todavía siento mi cara quemada y mis ojos arden”, contó entre lágrimas.
Aunque los esfuerzos de los bomberos y otros equipos de emergencia son incansables, el fuego avanza a una velocidad inusitada. Además, muchos de los residentes afectados quedaron sin electricidad ni cobertura telefónica, lo que complicó aún más las evacuaciones.
Los próximos días serán cruciales para la ciudad de Los Ángeles, que sigue luchando contra uno de los incendios más destructivos en su historia.
