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En una travesía marcada por desafíos, la caravana migrante avanza hacia Oaxaca, retomando su camino después de un breve descanso en un domo deportivo. Más de mil personas, entre ellas familias con menores enfermos, rechazaron la ayuda de las autoridades y continúan su jornada rumbo a Estados Unidos.
Tras levantar bloqueos en la carretera y en el Centro de Atención Integral al Tránsito Fronterizo (CAITF), 452 integrantes de la caravana, principalmente núcleos familiares, están siendo atendidos por el Instituto Nacional de Migración (INM) para facilitar la documentación necesaria para su viaje.
A pesar de las condiciones adversas, con temperaturas de hasta 40 grados Celsius, pies ampollados y cuerpos afectados por el sol, los migrantes siguen su camino desde Escuintla, municipio donde pernoctaron. Algunos pagan transporte público para avanzar más rápido, mientras que otros optan por seguir caminando hasta Pijijiapan, a unos 48 kilómetros de distancia.
La caravana, que partió de Tapachula el 30 de octubre con alrededor de 5 mil personas, ha recorrido aproximadamente 100 kilómetros hasta ahora. El objetivo inmediato es llegar al estado de Oaxaca, según Irineo Mújica Arzate, director de la organización Pueblos Sin Fronteras (PSF).
Aunque PSF logró que un gran número de migrantes vulnerables fuera atendido por el INM, aún hay familias con menores enfermos que temen ser deportadas y se resisten a recibir ayuda. La caravana persiste, enfrentando desafíos humanitarios y buscando alcanzar su destino.
