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Carlos Vives, quien acaba de recibir el galardón como “Persona del Año” en los Latin Grammy, no solo es un cantante reconocido, sino también un ferviente defensor de la música y la identidad colombiana. Tras más de tres décadas de carrera, el artista asegura que su música ha sido un acto de rebeldía, un desafío a la industria y a aquellos que no valoraban los sonidos tradicionales de su tierra natal.
Este mensaje lo compartió con cientos de jóvenes en una escuela secundaria de Miami, el viernes 8 de noviembre, durante una de las actividades previas a la ceremonia de los Latin Grammy, que se celebró ese mismo jueves. Además, aprovechó la ocasión para donar becas e instrumentos musicales, junto a la Fundación Cultural de la Academia Latina de Grabación.
“No olviden sus raíces, su gente, sus historias. Hay tanto por contar en sus comunidades”, les dijo a los estudiantes.
Carlos Vives, con su inconfundible sello colombiano, ha sido pionero en mezclar géneros internacionales como el pop y el rock con la cumbia y el vallenato, originarios del Caribe colombiano. Desde que lanzó en 1993 su icónico álbum Clásicos de la Provincia, que incluyó éxitos como “La Gota Fría”, el cantante rompió barreras y mostró al mundo la riqueza de la música colombiana.
“Me dijeron que no lo lograría”
Vives lo hizo a través de Sonolux, un sello local, después de que las grandes disqueras dudaran de su éxito. Pero él estaba decidido: su propuesta artística desafiaba la idea de que para triunfar a nivel mundial había que seguir las tendencias extranjeras. Desde entonces, su música ha trascendido fronteras, con más de diez discos aclamados, giras internacionales y colaboraciones con artistas de renombre como Shakira, Ricky Martin y Rubén Blades.
La fórmula de Vives es simple, pero poderosa: hacer música auténtica, que celebre la identidad colombiana. “Mi música no busca ser famosa, sino ser un homenaje a los viejos músicos que me precedieron”, cuenta el cantante. Y su público lo ha comprendido, llenando estadios y llevando sus canciones alrededor del mundo.
“A veces nos olvidamos de lo que somos”
En su conversación con BBC Mundo, el cantante reflexionó sobre los desafíos de mantenerse vigente en la industria musical, donde el culto a la juventud es la norma. “La clave es tener una mentalidad joven, no solo físicamente, sino en el corazón. La música nunca envejece si sigues siendo fiel a ti mismo”, asegura Vives.
Para él, la música es un acto de rebeldía. Cuando muchos en América Latina se dejaban llevar por el pop y el rock, él apostó por la cumbia y el vallenato, sonidos profundamente conectados con su tierra. “La música que venía de afuera no era mejor que lo nuestro”, recalca.
Una cultura olvidada.
Pero no todo en la vida de Vives ha sido un camino de éxitos. El artista también se ha hecho eco de las problemáticas sociales de su tierra natal, especialmente la pobreza en el Caribe colombiano, donde nació la cumbia. “Nos olvidamos de esa región, que nos dio tanto. En lugar de ayudarla, la empobrecimos aún más”, lamenta. Según él, el delta del río Magdalena, lugar de origen de la cumbia, ha sufrido una grave desprotección social y ambiental, afectada por la violencia y la falta de recursos.
“Mi sueño no es la política ni liderar movimientos, pero a través de mi música quiero crear consciencia. Quiero que las nuevas generaciones reconozcan y valoren lo que hemos perdido”, concluye el cantante.
La magia del Caribe colombiano.
Vives, quien ha dedicado gran parte de su carrera a divulgar la riqueza cultural de su región, señala que el Caribe colombiano no es solo una extensión geográfica, sino una amalgama de culturas que han forjado su identidad única. “Somos un revoltijo de influencias, pero esa es nuestra fortaleza. No solo somos afroantillanos, somos también indígenas, somos andinos”, afirma.
Para él, es fundamental que se valore esa herencia, no solo en la música, sino en la vida cotidiana, en el orgullo de ser colombiano. Y su música, por supuesto, es el vehículo para transmitir ese mensaje a todo el mundo.
