¡Censura, exilio y “traición a la patria”! Las estrategias de control en #Venezuela y #Nicaragua.

El panorama político en Venezuela y Nicaragua sigue marcando la agenda internacional, dejando en evidencia paralelismos preocupantes entre ambos regímenes. Estos países, conocidos por sus alianzas ideológicas con Cuba, han sido señalados como referentes de autoritarismo en América Latina, utilizando tácticas similares para acallar a la oposición y perpetuarse en el poder.

Represión sin fronteras: un patrón compartido.


En Nicaragua, el presidente Daniel Ortega ha consolidado su dominio al aprobar reformas constitucionales que centralizan el poder en él y su esposa, Rosario Murillo, ahora “copresidenta”. Por otro lado, en Venezuela, el mandatario Nicolás Maduro renovó su mandato tras unas elecciones del 28 de julio ampliamente cuestionadas como fraudulentas.

Mientras tanto, la oposición en ambos países enfrenta serias represalias. Edmundo González, diplomático que reemplazó a la inhabilitada líder María Corina Machado, terminó en el exilio tras ser acusado de “instigación a la insurrección”. En Nicaragua, 316 opositores fueron desterrados a Estados Unidos en 2023, despojados de su nacionalidad y bienes bajo cargos de “traición a la patria”.

Éxodo y censura: consecuencias de las crisis.


La represión ha desencadenado un éxodo masivo hacia Estados Unidos, donde miles de migrantes de ambos países buscan protección. Las denuncias por anulación de pasaportes y restricciones de movilidad son otra herramienta clave para limitar la participación de opositores en el ámbito internacional.

En Venezuela, opositores como Andrés Caleca han visto cómo sus pasaportes son anulados, mientras que en Nicaragua, figuras históricas como la escritora Gioconda Belli o la exguerrillera Dora María Téllez han sido desterradas sin posibilidad de regreso.

¿Ley o excusa? El uso del sistema judicial como arma política.


Tanto Caracas como Managua justifican estas medidas con marcos legales ambiguos. En Venezuela, se recurre a la figura de “traición a la patria”, mientras que en Nicaragua se invoca la Ley de Defensa de los Derechos del Pueblo para procesar a disidentes. Sin embargo, organismos como Amnistía Internacional denuncian la falta de garantías judiciales, señalando juicios expeditos y detenciones arbitrarias.

Ambos gobiernos también han sido acusados de emplear tácticas brutales, como torturas, desapariciones y represión violenta de las protestas. La emblemática cárcel de “El Chipote” en Managua y El Helicoide en Caracas son ejemplos de lugares asociados con violaciones sistemáticas de derechos humanos.

¿Una autocracia en evolución?


Expertos destacan que mientras Maduro sigue enfrentándose a una oposición interna significativa, Ortega ha llevado la represión a otro nivel, eliminando casi por completo cualquier resistencia. Según el politólogo John Magdaleno, “las inhabilitaciones y restricciones a partidos políticos son herramientas clave de las autocracias modernas para evitar cambios”. Además, el rol de Cuba como asesor estratégico refuerza estas políticas, especialmente en el ámbito de inteligencia.

Aunque las estrategias varían en intensidad, el objetivo es el mismo: neutralizar a la oposición y afianzar el poder. El escenario en ambos países plantea un sombrío desafío para la democracia en la región, donde las voces disidentes enfrentan el riesgo constante de la persecución o el exilio.

Autor Itzel G. Bandala

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