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Claudia Sheinbaum, futura presidenta de México, ha nombrado a Altagracia Gómez como presidenta de su consejo asesor empresarial, lo que ha sido bien recibido en algunos sectores. Sin embargo, este nombramiento enfrenta desafíos, especialmente en la interacción con Marcelo Ebrard, próximo secretario de Economía. La decisión de Sheinbaum indica su confianza en Gómez, quien será una figura clave en la relación con el sector privado.
El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) deberá adaptarse a esta nueva estructura, ya que su acceso directo a Palacio Nacional ahora dependerá de Gómez y Ebrard. La intención es que el sector privado mantenga un perfil bajo en asuntos como la reforma judicial, siguiendo el ejemplo de otras administraciones que han preferido evitar confrontaciones públicas con el gobierno.
Durante su gestión como jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Sheinbaum ha desarrollado relaciones directas con empresarios, las cuales planea mantener. No obstante, la expectativa es que el sector empresarial siga invirtiendo en áreas designadas por el gobierno, como los polos de desarrollo.
En resumen, el nombramiento de Altagracia Gómez y la relación con Marcelo Ebrard reflejan la estrategia de Sheinbaum para manejar la interlocución con el sector privado, buscando equilibrio y discreción en las negociaciones empresariales.
