Contraste de estrategias de seguridad: Bukele en El Salvador y la 4T en México

En el ámbito de la seguridad pública, las administraciones de Nayib Bukele en El Salvador y la Cuarta Transformación (4T) en México han adoptado enfoques radicalmente distintos para combatir la delincuencia. Mientras Bukele ha implementado programas de reinserción que obligan a los reclusos a trabajar en beneficio del país, la 4T ha apostado por una estrategia de “abrazos, no balazos”, priorizando la atención a las causas sociales de la violencia.

El enfoque de Bukele: trabajo obligatorio para reos y cero impunidad

El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, ha aplicado mano dura contra el crimen organizado, implementando medidas como la construcción de la megacárcel CECOT, donde miles de pandilleros han sido encerrados bajo un régimen estricto. Además, ha destacado el avance en la reinserción de reclusos, obligándolos a trabajar en proyectos de infraestructura, limpieza y producción agrícola.

Este modelo de trabajo forzado para presos no solo busca reducir la reincidencia criminal, sino que también genera un impacto económico positivo, ya que el Estado ahorra recursos en mantenimiento de cárceles al hacer que los reos produzcan bienes y servicios. Como resultado, El Salvador ha logrado reducir la tasa de homicidios a niveles históricos, convirtiéndose en uno de los países más seguros de América Latina.

La estrategia de la 4T: programas sociales y pactos de no confrontación

Por otro lado, la administración de Andrés Manuel López Obrador y Morena ha defendido un modelo de seguridad basado en no confrontar directamente a los grupos delictivos. A diferencia de Bukele, la 4T ha priorizado programas sociales como Jóvenes Construyendo el Futuro, con la intención de ofrecer alternativas económicas a sectores vulnerables y prevenir que los jóvenes se unan al crimen organizado.

Sin embargo, esta estrategia ha sido fuertemente criticada, ya que mientras los programas sociales no han mostrado resultados inmediatos en la reducción del crimen, la violencia en el país sigue en niveles críticos. En lugar de enfrentar a los cárteles con medidas firmes, se han promovido políticas de amnistía y pacificación, que han sido interpretadas como un pacto indirecto con el crimen organizado.

Resultados y desafíos

  • El Salvador ha logrado una reducción drástica en homicidios y crímenes violentos, con una fuerte presencia militar y una política de tolerancia cero contra el crimen organizado.
  • México, en contraste, sigue registrando altas tasas de violencia e inseguridad, con miles de desaparecidos y territorios controlados por el narcotráfico.

Mientras Bukele ha apostado por una estrategia represiva y efectiva, la 4T sigue defendiendo una estrategia de largo plazo que hasta ahora no ha dado resultados visibles.

Conclusión

Las estrategias de seguridad de Bukele y la 4T representan modelos opuestos para combatir la delincuencia. El Salvador ha demostrado que la represión efectiva y el control absoluto del crimen pueden transformar un país, mientras que en México la falta de acción y los discursos de pacificación han permitido que el crimen organizado siga operando con impunidad.

Ambos modelos tienen críticas y defensores, pero los datos duros muestran que la estrategia de Bukele ha logrado pacificar su país, mientras que la política de la 4T sigue sin ofrecer resultados contunden

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Autor Redacción

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