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México recibió 36,940 millones de dólares en remesas durante los primeros siete meses de 2024, un aumento del 2.9% comparado con el mismo periodo del año anterior. Sin embargo, en julio se observó una disminución del 1% en comparación con el mismo mes de 2023, mostrando una desaceleración en el crecimiento de estos flujos de dinero. A pesar de ser una fuente clave de ingresos para el país, esta desaceleración plantea preocupaciones sobre la estabilidad futura de las remesas, especialmente en el contexto de un panorama económico global incierto.
Las remesas, provenientes principalmente de los mexicanos en Estados Unidos, son un soporte crucial para millones de familias en el país, representando una fuente de divisas fundamental para la economía mexicana. Sin embargo, la caída observada en julio contrasta con la tendencia de crecimiento sostenido en años anteriores, sugiriendo que factores externos, como la inflación en Estados Unidos y las fluctuaciones del tipo de cambio, podrían estar afectando las cantidades enviadas.
El presidente AMLO ha enfatizado en diversas ocasiones el papel de las remesas como pilar económico y ha agradecido a los mexicanos en el extranjero por su esfuerzo y contribución. Sin embargo, la reciente desaceleración ha encendido alarmas sobre la necesidad de diversificar las fuentes de ingresos externos y reducir la dependencia en las remesas, especialmente en un contexto de incertidumbre económica global.
Los economistas señalan que, aunque el crecimiento de las remesas ha sido constante en los últimos años, la tendencia a la baja en julio podría ser un indicio de cambios estructurales en las condiciones económicas de los países emisores. Además, advierten que la persistente inflación y la desaceleración del mercado laboral en Estados Unidos podrían tener un impacto significativo en la capacidad de los migrantes para enviar dinero a México en el futuro.
El gobierno mexicano ha reiterado su compromiso de apoyar a las familias receptoras de remesas mediante políticas sociales y programas de inversión que fomenten el desarrollo económico local. Sin embargo, la dependencia continua de las remesas como fuente de ingresos plantea desafíos en términos de sostenibilidad y seguridad económica a largo plazo.
En resumen, mientras que las remesas continúan siendo una fuente vital de ingreso para México, la reciente desaceleración en julio subraya la necesidad de monitorear de cerca estos flujos y desarrollar estrategias para mitigar cualquier impacto negativo futuro en la economía del país.
