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La Iglesia Católica ha hecho un enérgico llamado al gobierno federal y estatal para que tomen acción frente a la creciente violencia que azota los municipios de la Sierra de Chiapas, una zona que se ha convertido en campo de batalla para los cárteles de droga.
El obispo emérito de la Diócesis de Tapachula y recientemente designado arzobispo de León, Jaime Calderón, junto a otros 15 sacerdotes, expresaron su preocupación por la aparente indiferencia del presidente López Obrador y del gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón, ante la crisis de violencia.
Jaime Calderón criticó duramente la actuación de las autoridades: “La Guardia Nacional y el Ejército mexicano parecen no hacer nada para ayudar a una población que sufre cada día”, afirmó.
Según el comunicado emitido, además de la pobreza y el rezago que aquejan a Chiapas, los residentes enfrentan el extorsionante cobro de derecho de piso por parte de los cárteles, así como la obligación de enfrentar retenes que restrigen el libre tránsito y amenazan con multas y agresiones a quienes no cumplan con sus exigencias.
El obispo Calderón expresó su consternación por la constante presencia de los cárteles en la Sierra: “Lamentamos la inacción y aparente complicidad de la Guardia Nacional y del Ejército Mexicano, respaldados por un gobierno federal que parece indiferente”, afirmó.
Los días 20 y 22 de julio, los habitantes de la Sierra de Chiapas fueron amedrentados y forzados a actuar como escudos humanos en los enfrentamientos entre cárteles. La situación es descrita como desesperante, con la población sintiéndose secuestrada en sus propias casas.
Los residentes también denuncian que los cárteles controlan las comunidades mediante personas a las que han comprado su lealtad con dinero, haciendo que se olviden del sufrimiento y la muerte de sus vecinos.
Finalmente, se criticó el argumento del gobierno federal de desconocer la gravedad de la situación, y se denunció que, aunque se ordena la presencia del Ejército y la Guardia Nacional, estas fuerzas no intervienen efectivamente para proteger a la población, lo que ha transformado la vida de los habitantes de la Sierra de Chiapas.
