¡De #Florida a #Haití sin freno! 😱 El tráfico de #Armas que alimenta a las pandillas y desangra al país caribeño.

Una ola de violencia se apodera de Haití, y en el centro del problema hay algo que cruza el mar en silencio: armas escondidas entre comida y ropa, saliendo desde Estados Unidos como si fueran encomiendas normales. El resultado: pandillas cada vez más poderosas y un país que se desmorona.

En abril de 2024, la policía haitiana descubrió un cargamento brutal: 12 fusiles de asalto, 14 pistolas y 999 cartuchos. Todo venía oculto en dos cajas dentro de un contenedor rojo óxido a bordo del carguero Rainer D, que había partido de Fort Lauderdale, Florida, rumbo a Cabo Haitiano. 📦🔫

Pero esto no fue un hecho aislado. Según una investigación de la BBC, detrás de este envío hay una red gigante de tráfico ilegal que se aprovecha de las leyes flojas en EE.UU., la falta de controles y hasta la corrupción en las aduanas haitianas.

Un supermercado de armas al sur de Florida. 🛒🔫

Florida es conocido como uno de los lugares más permisivos para comprar armas. Hasta 2024, cualquier persona podía adquirirlas sin verificación de antecedentes en ferias o por internet. Ahí es donde entra en juego el famoso “tráfico hormiga”: muchas personas compran pequeñas cantidades para luego enviarlas camufladas en distintos contenedores.

Una de las rutas más usadas es la de empresas navieras como Alliance International Shipping, que no poseen barcos pero rentan espacios en buques comerciales. La empresa aseguró que no tiene forma de controlar lo que sus clientes meten en los contenedores, aunque muchas de sus familias también han sufrido la violencia en Haití.

El contenedor en cuestión se llenó en un almacén cerca de Port Everglades, y según informes de la ONU, no fue inspeccionado antes de zarpar, como ocurre con la mayoría de los 200 contenedores que salen cada semana desde el sur de Florida hacia Haití.

Corrupción, aduanas y encubrimientos.

Ya en territorio haitiano, un funcionario de aduanas metió una de las cajas con armas en su coche y terminó arrestado. Otro nombre que saltó fue el de Wilmane Jean, presunto agente de aduanas y destinatario del cargamento, actualmente prófugo y señalado de tener vínculos con pandillas del norte del país.

Todo esto pasa mientras el sistema aduanero en Haití se desmorona por falta de recursos, corrupción interna y amenazas de los criminales. Ni las autoridades locales ni internacionales han logrado contener el problema.

El caos total: pandillas con arsenal gringo.

Mientras estas armas cruzaban el mar, Haití vivía un infierno. En marzo de 2024, las pandillas liberaron presos, cerraron puertos y tomaron el control de zonas clave de la capital, Puerto Príncipe. El entonces primer ministro Ariel Henry tuvo que renunciar tras no poder regresar de un viaje.

Ese mismo año, más de 5,600 personas murieron a manos de las pandillas, más de un millón huyeron de sus casas y la mitad del país enfrenta una crisis alimentaria brutal.

Las bandas ya controlan el 85% de la capital, y se pasean en redes sociales presumiendo rifles M14 y M1A fabricados en EE.UU., según el análisis de expertos. Algunas de esas armas salieron de estados como Carolina del Sur e Illinois.

¿Y las sanciones? Bien, gracias.

La BBC investigó a más de 26 personas conectadas con el tráfico de armas, varias de ellas bajo sanciones internacionales o ya arrestadas. Entre ellos figura Prophane Victor, exdiputado haitiano, quien aparece como receptor de al menos 24 cargamentos antes de ser sancionado por traficar armas y armar pandillas.

¿Se puede parar esta locura?

Los expertos dicen que las autoridades de EE.UU. no están haciendo lo suficiente. Aunque el presidente Biden endureció las normas, los vendedores no están obligados a reportar compradores sospechosos. Y mientras no haya un sistema de registro nacional, como con los autos, seguirán saliendo armas sin control.

Además, los fabricantes saben qué distribuidores venden a traficantes, pero no se les exige cortar la relación. Si lo hicieran, muchas rutas quedarían neutralizadas de inmediato.

Autor Itzel G. Bandala

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