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Donald Trump tenía en mente atacar una de las principales debilidades políticas de Kamala Harris esta semana. Pero en lugar de eso, se encontró repitiendo rumores ridículos sobre inmigrantes en Ohio y defendiendo a una provocadora de extrema derecha que ha generado preocupación entre sus aliados.
Trump se lanzó con todo a promover un bulo en redes sociales, diciendo que en un pequeño pueblo de Ohio, inmigrantes haitianos estarían comiéndose a las mascotas. Este desliz acaparó titulares mientras Trump recorría el Oeste, con paradas en Arizona y Nevada, eclipsando sus intentos de atacar a Harris por la economía y la seguridad fronteriza.
En una conferencia de prensa en California el viernes, Trump prometió una “gran ola de deportaciones” desde Springfield, Ohio. Esta ciudad ha sido objeto de controversia debido a las afirmaciones falsas sobre inmigrantes haitianos comiéndose mascotas.
Trump aseguró que va a realizar “la deportación más grande en la historia del país”, comenzando por Springfield y Aurora, Colorado. Afirmó que “la gente de Ohio está aterrorizada” y predijo que la situación empeorará aún más.
Los republicanos ven la inmigración y la seguridad fronteriza como temas clave para atacar a Harris, a quien han apodado “la zarina de la frontera” por su rol en la diplomacia con El Salvador, Guatemala y Honduras bajo la administración de Biden. Sin embargo, los ataques de Trump sobre inmigrantes comiendo mascotas en Springfield parecieron rozar lo absurdo.
El presidente Biden criticó duramente las declaraciones de Trump, diciendo que “simplemente no tienen cabida en Estados Unidos” y pidió que cesen. La situación en Springfield se volvió tan tensa que el ayuntamiento cerró temporalmente el jueves debido a una amenaza de bomba, y dos escuelas fueron evacuadas el viernes.
El alcalde de Springfield, Rob Rue, instó a los candidatos nacionales, claramente dirigidos a Trump y Vance, a “prestar atención a lo que sus palabras están causando en ciudades como la nuestra”, destacando que necesitan ayuda, no odio. Trump desestimó estas preocupaciones, enfocándose en lo que él considera una verdadera amenaza en la frontera.
Incluso el papa Francisco se unió a la crítica, condenando la postura de Trump sobre la inmigración y comparándola con el “asesinato” de un niño al abortar. También lanzó críticas a Harris por su apoyo al derecho al aborto.
En cuanto a Laura Loomer, la agitadora de extrema derecha que ha difundido teorías conspirativas y comentarios racistas, Trump la describió como un “espíritu libre” y “partidaria”. Loomer ha sido una influencia en algunas de las teorías controversiales que Trump ha promovido desde que Harris asumió la candidatura.
Trump y Harris retomaron sus campañas a finales de esta semana después de un debate el martes, donde el 63% de los espectadores consideró a Harris la ganadora. Mientras Trump se movía por el Oeste, Harris se centró en Pensilvania, crucial para las elecciones de 2024.
Harris necesita una fuerte participación en bastiones demócratas como Filadelfia y Pittsburgh, mientras intenta minimizar los márgenes de Trump en las zonas rojas del estado. Su visita del viernes se enfocó en los condados de Cambria y Luzerne, que Trump ganó en sus campañas presidenciales.
“Debemos ganarnos cada voto y eso significa estar en las comunidades donde vive la gente”, comentó Harris en una librería de Johnstown.
