¿#Deportaciones masivas? #Inmigrantes indocumentados luchan por mantener el #MercadoInmobiliario a flote 🏠

Duewight García vive en EE.UU. desde 2019, cuando decidió quedarse más allá de su visa de turista. ¿La razón? Su activismo estudiantil y los enfrentamientos con las pandillas en Honduras lo hicieron sentir que no estaba a salvo regresando a su país. Ahora, con alrededor de 30 años, se dedica a trabajos en la construcción, como enmarcado y paneles de yeso, en la ciudad de Nueva York. Un trabajo duro y, a veces, peligroso, según le contó a CNN: “Hacemos el trabajo que nadie quiere hacer”.

García es solo uno de los millones de inmigrantes indocumentados en EE.UU. que se ganan la vida en la construcción. Y ahora, con el futuro incierto debido a las políticas de Donald Trump, muchos como él se enfrentan a la amenaza de deportaciones masivas. Trump ya ha dejado claro que está listo para declarar una emergencia nacional para implementar su plan de deportación, lo que podría tener efectos devastadores en la economía, especialmente en el mercado de la vivienda.

Aunque Trump afirma que los inmigrantes son una de las causas de la crisis de asequibilidad de la vivienda, expertos como Riordan Frost de la Universidad de Harvard señalan que los inmigrantes, tanto documentados como indocumentados, también juegan un papel clave en la construcción. Según Frost, si bien los inmigrantes aumentan la demanda de viviendas en algunas zonas de EE.UU., su trabajo en la construcción ayuda a ampliar la oferta de viviendas, lo que es crucial en tiempos de escasez.

Jim Tobin, de la Asociación Nacional de Constructores de Viviendas (NAHB), recalca que la mano de obra inmigrante es fundamental para cubrir los vacíos laborales en el sector de la construcción. “Sin ellos, sería casi imposible seguir construyendo viviendas asequibles”, explica.

Pero, ¿qué pasaría si Trump lleva a cabo sus planes? La escasez de mano de obra podría hacer que los precios de la vivienda suban aún más. En estados como California, Texas y Nueva Jersey, más de la mitad de los trabajadores de la construcción son inmigrantes, según datos del Censo de EE.UU.. En Nueva York, donde trabaja García, ese número es del 46%.

Sin embargo, no todos están de acuerdo con que las deportaciones masivas afecten tan directamente al mercado inmobiliario. Edward Pinto, del think tank American Enterprise Institute, cree que el impacto podría ser más limitado de lo que se piensa. Aun así, Stan Marek, CEO de una constructora de Houston, advierte que la escasez de trabajadores legales podría empeorar la situación.

García, que ya lleva años trabajando ilegalmente en la construcción, comentó que si hubiese solicitado asilo a tiempo, podría haber tenido una visa de trabajo legal. Pero, como no lo hizo, sigue trabajando, pagando impuestos y esperando ver qué pasa.

Además, estudios recientes sugieren que los trabajadores indocumentados no solo no roban empleos a los estadounidenses, sino que, en muchos casos, su trabajo complementa la mano de obra nacional. Si los inmigrantes se van, los empleos que dejan vacíos difícilmente serían ocupados por los estadounidenses, especialmente en trabajos de mayor habilidad, según un estudio de economistas sobre vivienda.

A pesar de las promesas de Trump de deportar a millones, el impacto real de estas medidas en el sector inmobiliario podría no ser tan drástico, al menos en el corto plazo. Sin embargo, como Jennie Murray, del Foro Nacional de Inmigración, afirma, una política de deportaciones masivas podría ser “corta de miras”.

En cuanto a García, su mensaje es claro: “Si deportan a un millón de trabajadores, la construcción se ralentizará y los precios de la vivienda subirán. Estamos ayudando a mantener la economía equilibrada”. Para él, la vida en EE.UU. es parte de ese sueño americano que lo mantiene en pie cada día.

Autor Itzel G. Bandala

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