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¡Desastre en el #Amazonas! La #Sequía histórica pone en peligro a #Ríos y #Delfines.

Los gigantescos afluentes que alimentan el río Amazonas, el más caudaloso del mundo, están sufriendo una caída alarmante en sus niveles, marcando mínimos históricos que devastan comunidades, dejan embarcaciones atrapadas y amenazan a los delfines en peligro de extinción. Todo esto sucede mientras la sequía se intensifica en Brasil.

Actualmente, el país enfrenta la peor sequía desde que se registran datos en 1950, según el Cemaden, el centro encargado de monitorear desastres naturales. Este es el segundo año consecutivo de sequía extrema, afectando a casi el 60% del territorio. Algunas ciudades, incluyendo la capital, Brasilia, ya llevan más de 140 días sin recibir una gota de lluvia.

En el corazón de la selva amazónica, el impacto en los ríos es devastador. Los expertos alertan sobre las consecuencias para esta región, que es crucial para la biodiversidad y actúa como un importante amortiguador contra el cambio climático.

El río Negro, uno de los principales afluentes del Amazonas, se encuentra en niveles críticamente bajos cerca de Manaos, en el estado de Amazonas. Según el servicio geológico brasileño, sus aguas descienden alrededor de 18 cm al día, lo que es realmente preocupante.

Antes, las características aguas negras del río fluían a través de un denso laberinto de canales, pero las imágenes satelitales muestran un paisaje drásticamente diferente, con amplias áreas de su lecho expuestas.

La situación es igualmente grave en el río Solimões, cuyas turbias aguas se encuentran en su punto más bajo para esta época del año en Tabatinga, una ciudad fronteriza con Colombia y Perú. Las embarcaciones están atrapadas en grandes extensiones de arena que antes estaban sumergidas.

El lago Tefé, ubicado en la orilla norte del Solimões, también ha visto una disminución drástica. Imágenes recientes revelan su notable reducción en comparación con el año anterior, lo que está provocando una escasez crítica de agua y afectando los ecosistemas de la zona, advierte Lincoln Alves, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil.

El año pasado, más de 200 delfines fueron encontrados muertos en el lago durante una sequía extrema y temperaturas récord. Ahora, las muertes han comenzado nuevamente. Miriam Marmontel, del Instituto Mamirauá para el Desarrollo Sostenible, informó que la semana pasada encontraron un delfín muerto por día.

Los investigadores están preocupados, ya que a medida que el lago se reduce, el espacio para los delfines también disminuye, lo que aumenta su riesgo de colisión con embarcaciones.

En muchas áreas de la Amazonía, la sequía ya es más intensa que en el peor momento del año pasado, señala Rómulo Batista, biólogo de Greenpeace Brasil. Según Adriana Cuartas del Cemaden, normalmente los niveles más bajos de estos ríos ocurren a finales de octubre, pero este año ya están experimentando descensos antes de lo habitual.

Las implicaciones son serias para las comunidades locales, que dependen de los ríos para su sustento, medicinas y transporte, advierte André Guimarães, director del Instituto de Investigación Medioambiental de la Amazonia. “Estamos atravesando una situación sin precedentes”, añade, resaltando la magnitud de la crisis.

Esta severa y prolongada sequía es resultado de múltiples factores. Un intenso fenómeno de El Niño trajo temperaturas más cálidas y secas el año pasado, y aunque ya ha cesado, el calor persiste por un océano Atlántico inusualmente cálido.

La deforestación también juega un papel importante, incrementando las temperaturas y alterando los patrones de lluvia. “La degradación continua de los ecosistemas está empujando a la región hacia un posible punto de no retorno”, advierte Alves.

El cambio climático, impulsado por la quema de combustibles fósiles, está provocando un aumento de las temperaturas y períodos más prolongados sin lluvia. Según un informe de World Weather Attribution, la sequía del año pasado en la cuenca del Amazonas fue 30 veces más probable debido a este fenómeno global.

Lo que está sucediendo en Brasil es un “trágico ejemplo del impacto local del cambio climático global”, apunta Guimarães, resaltando que los países más pobres son los más afectados por la crisis climática provocada por naciones más ricas.

Recientemente, Greenpeace desplegó una pancarta gigante en la orilla arenosa del Solimões que decía: “¿Quién paga?”

La sequía también ha allanado el camino para devastadores incendios forestales en Brasil, que han arrasado vastas áreas de la Amazonía y del Pantanal, ahogando ciudades en una espesa capa de humo.

Y parece que no hay alivio a la vista. Las lluvias significativas no se esperan hasta dentro de varias semanas, y se prevé que los niveles de los ríos continúen en descenso. “La situación seguirá empeorando hasta noviembre”, advirtió Cuartas.

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Autor Itzel G. Bandala

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