Al menos diez personas han perdido la vida tras la erupción del volcán Lewotobi Laki-Laki, en el este de Indonesia, que lanzó bolas de fuego y una enorme nube de ceniza. La noticia fue confirmada el lunes por el portavoz de la Agencia Nacional de Manejo de Desastres (BNPB), Abdul Muhari, durante una conferencia de prensa.
Este volcán, que alcanza los 1.703 metros de altura, se ubica en la conocida isla turística de Flores y ha causado estragos en varias comunidades locales, obligando a muchos a evacuar. “Estaba durmiendo cuando de repente sentí cómo la cama se movía, como si alguien la estuviera golpeando. Al abrir los ojos, vi que el volcán había estallado y salí corriendo”, narró Hermanus Mite, una peluquera de 32 años que vivió el momento aterrador.
“Me encontré con llamas y decidí salir al instante. Había ceniza y rocas por todas partes. Mi salón se quemó y perdí todo”, añadió Mite, visiblemente afectada por la situación.
Imágenes que llegaron a la AFP muestran cómo los pueblos cercanos al volcán quedaron cubiertos de una gruesa capa de ceniza, con incendios en varios lugares. Debido al peligro, la agencia de volcanología de Indonesia ha elevado la alerta al nivel máximo y ha instado a los residentes y turistas a mantenerse alejados a un mínimo de siete kilómetros del cráter.
Además, se difundieron fotos de casas destruidas por la lluvia de piedras volcánicas, y se reportó que muchos habitantes están buscando refugio en edificios comunales. Un periodista de la AFP que se encontraba cerca del volcán informó que cinco aldeas con miles de habitantes fueron evacuadas.
La situación es crítica, con casas de madera incendiándose y el suelo marcado por el impacto de las piedras calientes. La agencia de volcanología también ha aconsejado a la población usar máscaras para protegerse de los efectos de la ceniza.