Tras más de 20 años de incansables búsquedas y excavaciones, el gobierno colombiano, a través de la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas (UBPD), anunció esta semana el hallazgo de los primeros restos humanos en La Escombrera, una fosa común ubicada en el occidente de Medellín, que se considera la más grande de Colombia. Tres personas fueron identificadas, luego de décadas de rastreo en este terreno de 18.000 metros cuadrados.
Los familiares de más de 500 personas desaparecidas, quienes llevan años denunciando que sus seres queridos descansan en este lugar, finalmente vieron algo de esperanza. Durante dos largas décadas, las madres, padres y seres queridos no dejaron de insistir en que La Escombrera era el sitio donde yacían los cuerpos de sus familiares, víctimas de las violencias que azotaron la zona en los años 2000.
La Escombrera recibió su nombre porque fue utilizado como un vertedero de escombros y materiales de la construcción, pero en realidad, su historia está marcada por tragedias humanas. El lugar está cerca de la Comuna 13, un barrio que fue escenario de una feroz guerra urbana entre guerrilleros y paramilitares, especialmente después de la Operación Orión en 2002, donde las fuerzas militares colombianas intervinieron para erradicar a los grupos armados. Sin embargo, paramilitares infiltrados también fueron responsables de ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas, dejando miles de víctimas sin nombre.
“No estábamos locas. Hemos dicho la verdad”, dijo Luz Helena Galeano, quien perdió a un ser querido en la Comuna 13. En la misma línea, otras madres que han luchado por años exigiendo justicia, han afirmado que La Escombrera fue el destino final de muchos de los desaparecidos.
Según la UBPD, los restos de tres personas fueron encontrados cerca de uno de los “polígonos priorizados”, áreas específicamente elegidas para las excavaciones. Este hallazgo se produjo la semana pasada y, aunque aún no se han identificado plenamente, la noticia representa un avance significativo en una causa que parecía olvidada. A pesar de que las primeras excavaciones solo habían revelado restos de ropa y zapatos, la perseverancia de los familiares y los avances tecnológicos hicieron posible este descubrimiento.
El magistrado de la JEP, Gustavo Salazar, comentó que tras 146 días de trabajo, se habían removido más de 36.000 metros cúbicos de tierra, un esfuerzo titánico que involucró a un equipo de antropólogos y forenses. “Es un pequeño paso, pero es un paso hacia la verdad”, dijo Salazar, quien también recordó las angustias vividas por las madres y familiares que, como si fueran casi detectives, buscaron durante años entre los escombros sin perder la esperanza.
Este hallazgo se produce después de décadas de esfuerzos frustrados y, aunque la tecnología ha jugado un papel crucial en el avance de las excavaciones, también fue la confesión de Juan Carlos Villa Saldarriaga, un exparamilitar, la que permitió dar con las coordenadas exactas para las excavaciones. Gracias a él, los investigadores pudieron marcar puntos específicos de búsqueda, lo que facilitó los recientes avances.
Aunque en 2016, durante la alcaldía de Federico Gutiérrez, las excavaciones se suspendieron al alegar que no había cuerpos, hoy los familiares saben que La Escombrera sí guarda secretos muy dolorosos. La JEP y la UBPD continúan la búsqueda, y el proceso de identificación de los restos será llevado a cabo por la oficina de Medicina Legal.
La noticia es un triunfo, pero también es un recordatorio de los horrores que vivieron tantas personas en la Comuna 13. A pesar de todo, las madres siguen firmes en su lucha por justicia y la verdad. Y aunque el camino es largo, esta victoria es solo el principio. 🙌