Productores de limón en Apatzingán, Michoacán, siguen siendo víctimas de extorsiones y ataques perpetrados por grupos criminales que operan sin freno en la región de Tierra Caliente. El sacerdote Gregorio López Gerónimo, conocido como “El padre Goyo”, denunció la destrucción de huertas como represalia contra aquellos que se niegan a pagar las exorbitantes cuotas exigidas por estas organizaciones delictivas.
En un recorrido por las zonas afectadas, López Gerónimo señaló directamente a César Alejandro Sepúlveda Arellano, alias “El Botox”, líder del grupo criminal Los Blancos de Troya, vinculado con Los Viagra. La Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE) de Michoacán ha ofrecido una recompensa de 100 mil pesos por información que lleve a su captura. Según el sacerdote, Sepúlveda ha intensificado las extorsiones y ha derribado plantaciones de limón, incluso alegando cínicamente que parte del dinero es exigido por el gobierno estatal.
A pesar de los operativos anunciados desde agosto por el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, en conjunto con el expresidente Andrés Manuel López Obrador, la violencia y el cobro de cuotas persisten. Las promesas de protección para los municipios de Apatzingán, Buenavista Tomatlán y Múgica han quedado en el aire, y los productores continúan enfrentando un clima de terror e impunidad.
César Sepúlveda, “El Botox”, tiene un historial delictivo que incluye el asesinato en 2018 de Javier Ureña González, exsecretario del Ayuntamiento de Buenavista. Aunque fue encarcelado, solo cumplió un año y diez meses de prisión, dejando dudas sobre la eficacia del sistema de justicia en casos de violencia criminal.
Hasta ahora, no se ha informado la cantidad exacta de hectáreas afectadas por estas agresiones. Sin embargo, la inseguridad en Apatzingán es evidente, con 177 homicidios registrados en lo que va del año. Mientras tanto, Michoacán, como el principal productor de limón en México, enfrenta una crisis: sus 67 mil hectáreas de cultivo y 3 mil 500 productores generan 700 mil toneladas anuales, cifras que ahora están en riesgo por la falta de medidas efectivas.
El silencio del gobierno estatal sobre las acciones concretas para proteger a los agricultores es alarmante. Sin soluciones claras, los productores ven cómo su medio de vida sigue siendo blanco de la violencia, mientras la región sufre las consecuencias de un crimen organizado cada vez más poderoso y descontrolado.