amaneciendo.com.mx Tu ventana al mundo
Este viernes, los habitantes de Myanmar vivieron un auténtico caos tras el terremoto de magnitud 7,7 que sacudió el país. El epicentro se localizó a solo 16 km al noroeste de Sagaing, cerca de Mandalay, y aunque la mayor parte de la devastación ocurrió en Myanmar, también se sintió con fuerza en China y Tailandia, donde incluso colapsó un edificio en construcción.
Uno de los rescatistas, desesperado, contó : “Estamos sacando a la gente con nuestras propias manos. No hay suficiente equipo para sacar a los atrapados bajo los escombros”. Las llamadas de auxilio se escuchaban en todas partes: “Ayudadme, ayudadme”. Él, como muchos otros, se siente impotente ante la magnitud de la tragedia.
El informe más reciente del líder militar Min Aung Hlaing reporta 1,644 muertos y más de 3,000 heridos hasta el sábado, aunque las autoridades temen que las cifras sigan subiendo. Y es que, con la junta militar en el poder desde el golpe de Estado de 2021, la información sobre las víctimas ha sido limitada.
En medio de la tragedia, Mandalay ha quedado en estado de emergencia, junto con varias otras regiones. Edificios como hospitales, escuelas y viviendas han quedado en ruinas, dificultando el trabajo de los equipos de rescate. Una maestra de la ciudad relató cómo, tras sentir el primer temblor, ella y otros profesores se escondieron bajo la mesa, pero todo se vino abajo. “Las paredes se agrietaban y el miedo era enorme”, compartió.
Poco después, al regresar a su casa, vio cómo las grietas en las paredes se multiplicaban y varios edificios cercanos se derrumbaban. “Escuchaba a madres llorando, buscando a sus hijos atrapados. Fue un momento de desesperación total”.
En la misma línea, un residente de Mandalay señaló que, tras el terremoto, continuaron sintiéndose réplicas. “La respuesta de rescate ha sido muy lenta, la ciudad está llena de sufrimiento y es una de las peores tragedias que he vivido”, dijo.
Incluso en Tailandia, a mil kilómetros de distancia, el terremoto dejó huella. Siete personas murieron en el derrumbe de un rascacielos en Bangkok. El caos fue tal que los residentes grabaron videos mostrando cómo los edificios se balanceaban mientras las piscinas de los rascacielos se desbordaban, convirtiéndose en cascadas.
Ayuda urgente es lo que claman desde Myanmar. La situación es crítica y las comunicaciones, tanto dentro del país como con el exterior, se han visto gravemente afectadas. Equipos de rescate trabajan sin descanso, pero las condiciones de acceso siguen siendo muy complicadas.
La ONU ya había advertido sobre la crisis humanitaria antes del terremoto, y con este desastre natural, la situación se ha vuelto aún más urgente. El gobierno militar, que controla los medios y restringe internet, ha pedido asistencia internacional.
El panorama es desgarrador: un país ya golpeado por un conflicto interno, ahora sumido en una catástrofe natural que agrava aún más la situación de millones de personas. “Este desastre, combinado con la guerra, ha dejado a los civiles pagando el precio más alto”, dijo un portavoz de ACNUR.
