Dinamarca ha decidido invertir una bomba de dinero en la seguridad del Ártico. Con una cifra de 14.600 millones de coronas (unos US$2.050 millones), el país escandinavo, en colaboración con sus territorios autónomos como Groenlandia y las Islas Feroe, reforzará sus capacidades en la región. Este plan incluye nuevos buques para el Ártico, drones de largo alcance con tecnología avanzada para capturar imágenes y mejor cobertura satelital.
El ministro de Defensa de Dinamarca, Troels Lund Poulsen, dejó claro: “La seguridad en el Ártico y el Atlántico Norte es un desafío serio y hay que actuar”.
Esta inversión llega en un contexto tenso, después de que el presidente de EE. UU., Donald Trump, repitiera varias veces su intención de comprar Groenlandia. Aunque la isla es autónoma, sigue siendo parte de Dinamarca, lo que ha causado fricciones. Trump incluso ha insinuado que no descartaría usar fuerza militar si fuera necesario para lograr su objetivo.
La tensión alcanzó su punto álgido la semana pasada, durante una llamada telefónica explosiva entre Trump y la primera ministra danesa, Mette Frederiksen. En esa conversación, que duró unos 45 minutos, Frederiksen le dejó claro a Trump que Groenlandia no está a la venta, aunque ofreció mayor colaboración en temas de defensa y recursos naturales de la isla.
A pesar de las claras respuestas de la primera ministra, Trump se mostró “agresivo” y “confrontacional”, lo que dejó una mala impresión en muchos funcionarios europeos, que calificaron la charla de “horrorosa”. Un funcionario incluso expresó: “Antes no lo tomábamos en serio, pero ahora es una amenaza real y peligrosa”.
Desde ese momento, Frederiksen ha intentado calmar los ánimos entre los europeos, pero también ha viajado por varias capitales del continente buscando apoyo. Groenlandia, con solo 56.000 habitantes, la mayoría indígenas inuit, se ha convertido en un punto caliente por su importancia estratégica en la ruta entre Norteamérica y Europa.
La isla, rica en recursos naturales como minerales raros, uranio y hierro, es vista con interés creciente por varias potencias, especialmente por Estados Unidos. En el pasado, después de la ocupación nazi de Dinamarca durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos estableció bases militares en Groenlandia, y su presencia en la región sigue siendo fuerte.
Como parte de la respuesta a las amenazas cambiantes, Vivian Motzfeldt, ministra de Independencia y Asuntos Exteriores de Groenlandia, destacó la importancia de este nuevo acuerdo de defensa y expresó su satisfacción por el primer paso hacia la seguridad de la isla.
Dinamarca ya había anunciado en diciembre que iba a destinar casi US$1.500 millones para fortalecer la defensa en la región, lo que incluye nuevos buques, drones y equipos especializados como trineos tirados por perros. Todo esto llega justo después de que Trump calificara el control de Groenlandia como una “necesidad absoluta” para Estados Unidos.
El primer ministro de Groenlandia también ha reafirmado que “Groenlandia pertenece a su gente”, mientras que la primera ministra danesa le dejó claro a Trump que Groenlandia tiene derecho a decidir su propio futuro.
A pesar de las advertencias de Europa, Trump no ha dado señales de retroceder en su propósito.