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En el corazón de la Ciudad de México, el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro es vital para la vida cotidiana, conectando a millones de personas con sus destinos diarios. Sin embargo, detrás de la red de 226 kilómetros se esconde una historia de nepotismo y salarios elevados en manos de la familia de Fernando Espino Arévalo, secretario general del Sindicato de Trabajadores del Metro.
Fernando Espino Arévalo ha mantenido su control sobre el sindicato durante más de 40 años, involucrando a al menos 15 familiares en puestos clave dentro de la organización. En los niveles más altos de la jerarquía sindical, su hermana, cuñada e hijos ocupan cargos de “subjefe coordinador” con salarios mensuales de 42,990 pesos brutos cada uno.
Por debajo de ellos, nueve de sus familiares ocupan puestos con ingresos brutos mensuales de 24,786 pesos, incluyendo al propio Espino Arévalo, su pareja actual, exesposas, sobrino y cuñadas. Además, su sobrino trabaja en una posición que le permite ganar 20,483 pesos brutos al mes, y su primo recibe 16,922 pesos cada dos quincenas.
En total, la familia de Espino Arévalo recibe un impresionante total de 457,225 pesos al mes en salarios, según revela una investigación periodística.
Esta historia de nepotismo y salarios elevados arroja luz sobre el abandono de los trabajadores que no tienen vínculos familiares con Espino Arévalo. Se menciona el caso de un conductor de tren que sufrió un accidente en 2015 y no recibió los servicios de salud adecuados, lo que lo obligó a seguir trabajando con una vista debilitada. Además, se denuncia un caso de hostigamiento sexual dentro del Metro por parte de un colaborador cercano a Espino Arévalo.
Esta investigación destapa la opacidad y los problemas internos en el Metro de CDMX, donde la influencia familiar y la falta de atención a los trabajadores han persistido durante décadas.
