amaneciendo.com.mx Tu ventana al mundo
En un nuevo escándalo que envuelve a la familia del presidente López Obrador, el proyecto del Corredor Interoceánico ha revelado prácticas cuestionables de tráfico de influencias. Mientras Gonzalo “Bobby” López Beltrán, hijo del presidente, supervisaba la obra, su amigo cercano Amílcar Olán se encargó de cerrar contratos clave, beneficiando a sus allegados en un esquema que recuerda lo ocurrido en el Tren Maya.
Los contratos, negociados en condiciones poco claras, han levantado dudas sobre la transparencia del proyecto. La cercanía entre Olán y López Beltrán genera sospechas sobre posibles conflictos de interés, ya que ambos se encuentran en posiciones de influencia para asignar obras y contratos millonarios. A pesar de la gravedad de estas revelaciones, la administración ha evitado profundizar en los detalles, minimizando la importancia de los audios filtrados que confirman estas irregularidades.
Este caso, sumado a los antecedentes de falta de transparencia en otros megaproyectos del actual gobierno, pone en entredicho las promesas de austeridad y honestidad que López Obrador ha pregonado desde el inicio de su mandato. Mientras tanto, los empresarios y ciudadanos que esperaban un manejo más ético de los recursos públicos ven cómo la corrupción sigue siendo un factor determinante en la adjudicación de contratos.
El Corredor Interoceánico, que prometía ser uno de los mayores proyectos de desarrollo económico del sexenio, ahora está bajo el escrutinio público. Las promesas de mejorar la economía de la región se ven opacadas por estas acusaciones, las cuales reflejan un panorama desalentador para los esfuerzos de transformación en México.
Ante la falta de respuestas claras por parte del gobierno y la familia del presidente, los cuestionamientos sobre la verdadera transparencia de la llamada Cuarta Transformación continúan creciendo, dejando a la ciudadanía con más preguntas que respuestas.
