El presidente Andrés Manuel López Obrador acusó que la reciente protesta de los padres de los 43 normalistas desaparecidos ya es un movimiento en su contra, caracterizado por una serie de acciones provocativas. López Obrador rechazó caer en provocaciones y adoptar una respuesta violenta, destacando su compromiso con la no represión.
Durante una conferencia de prensa, se produjo una irrupción sorpresiva de normalistas y padres de los estudiantes desaparecidos en Palacio Nacional, quienes demandaban dialogar con el presidente. Utilizaron una camioneta oficial para derribar una puerta e ingresar al recinto.
López Obrador expresó su desconfianza hacia sus asesores y abogados, acusándolos de manipular la demanda de los familiares de los desaparecidos y de impulsar acciones políticas en un contexto electoral. Sin embargo, se comprometió a reunirse con los padres en 15 días para obtener más pruebas e investigar la manipulación de la investigación.
La protesta, que duró alrededor de una hora, terminó sin un diálogo efectivo entre los padres y el presidente. A pesar de aceptar la propuesta de reunión futura, los padres expresaron su frustración por la falta de respuesta a sus demandas y exigieron una mayor atención por parte del gobierno.
La tensión en la protesta reflejó la persistente búsqueda de justicia de los padres de los normalistas desaparecidos, así como su descontento con la respuesta gubernamental. La situación evidenció el desafío que representa para el gobierno la exigencia de verdad y justicia por parte de los familiares de las víctimas de desaparición forzada.