Abraham Maslow nunca imaginó que una simple visión mientras manejaba su coche cambiaría por completo su destino. En ese momento, vio a un grupo de personas sentadas en una mesa discutiendo temas como la naturaleza humana, la paz, la guerra, el odio y la hermandad.
Este episodio ocurrió tras el ataque a Pearl Harbor en 1941, cuando Japón bombardeó la base estadounidense en Hawái. Maslow, ya demasiado mayor para enlistarse en el ejército, sintió que su vida debía enfocarse en algo mucho más grande: ayudar a encontrar una psicología que pudiera contribuir a la paz mundial.
“Fue entonces cuando decidí que mi propósito era descubrir cómo los seres humanos podemos ser mejores, mucho más que simplemente ser víctimas de la guerra, el prejuicio y el odio”, explicó años después a la revista Psychology Today. En ese momento, nació su misión de toda la vida: demostrar que el ser humano tiene un potencial infinito para crear un mundo mejor.
Maslow compartió esta visión con Mary Harrington Hall en 1968, pero dos años después, a los 62 años, su vida se apagó repentinamente debido a un ataque al corazón.
El innovador con raíces humildes.
Nacido en Nueva York en 1908 en una familia judía que huyó de Rusia, Maslow vivió una infancia difícil. “Era el niño judío en un vecindario donde no había más que extranjeros, era un milagro que no terminara siendo psicótico”, contó en su entrevista. La Gran Depresión de 1929 dejó una marca en su vida, pero Maslow, lejos de rendirse, encontró consuelo y pasión en los libros y las bibliotecas, lo que lo llevó a estudiar psicología.
“Me intrigaba entender cómo alguien que puede ser un santo también puede ser un asesino.” Maslow comenzó a desarrollarse en un campo que lo fascinaba: las complejidades del comportamiento humano.
Según Edward Hoffman, autor de Abraham Maslow: Vida y enseñanzas del creador de la psicología humanista, Maslow fue un adelantado a su tiempo, con ideas que siguen siendo vanguardistas hoy en día.
Desafiar las ideas establecidas.
Maslow rompió con las ideas tradicionales de la psicología. Mientras Freud veía a la humanidad a través de una lente pesimista, Maslow propuso una visión mucho más positiva y optimista de los seres humanos. En lugar de centrarse solo en los aspectos negativos, como el inconsciente reprimido o los impulsos condicionados, Maslow creía que la psicología debía ayudar a las personas a ver lo mejor de sí mismas.
“Lo que Maslow vio fue el potencial humano”, dice David Baker, profesor emérito de la Universidad de Akron. Vivió dos guerras mundiales, sufrió de pobreza y opresión, pero nunca perdió la esperanza de que los seres humanos pueden ser mejores, y eso es lo que necesitamos ver.
El foco en el crecimiento y las necesidades.
Maslow es más conocido por su teoría de la jerarquía de necesidades, que describe en su famoso libro Motivación y personalidad (1954). La pirámide de Maslow muestra cómo, una vez que se satisfacen nuestras necesidades más básicas (comida, seguridad), los seres humanos buscamos superar los desafíos y alcanzar metas más altas, como el aprecio y la autorrealización.
Aunque Maslow no dibujó su famosa pirámide, su concepto se popularizó con esta ilustración. En la cima está la autorrealización, un nivel que Maslow sabía que es difícil de alcanzar, pero que todos podemos lograr si nos dedicamos a crecer.
Un enfoque humanista.
Lo más revolucionario de Maslow fue su enfoque humanista. A diferencia de otros teóricos que pensaban que el desarrollo de la personalidad terminaba en la adolescencia, él creía que las personas pueden seguir creciendo a lo largo de toda la vida.
Maslow entendió que para que las personas realmente se desarrollen y hagan el bien en el mundo, deben enfocarse en lo que hacen bien, no solo en lo que tienen mal. Su trabajo influyó enormemente en la psicología positiva, un campo que explora cómo vivir una vida plena y encontrar propósito.
El legado que sigue vivo.
Maslow dejó un legado increíble en el campo de la psicología. Aunque muchos critican que no proporcionó evidencia empírica, su trabajo inspiró a generaciones de psicólogos a centrarse en lo positivo y en el potencial humano. La psicología positiva que busca ayudar a las personas a encontrar la felicidad y el propósito en la vida está muy influenciada por las ideas de Maslow.
Su mensaje sigue siendo claro: “A pesar de las dificultades y la violencia del mundo, siempre hay algo mejor, siempre hay una oportunidad para ser mejores.” Es un recordatorio constante de que el potencial humano es mucho mayor de lo que solemos pensar.