El #Metal escondido en tu celular que alimenta una guerra en #África. 📱💥

Puede que no lo sepas, pero dentro de tu teléfono hay una pizca de un metal que ha recorrido un largo y conflictivo camino hasta llegar a tus manos. Se trata del tántalo, un elemento clave para la tecnología moderna que, irónicamente, también es una de las razones detrás del sangriento conflicto en el este de la República Democrática del Congo.

El tántalo, aunque pesa menos que una arveja, es fundamental en la fabricación de condensadores, pequeños componentes que almacenan energía en dispositivos electrónicos como smartphones, laptops y equipos médicos. Su capacidad para funcionar en distintas temperaturas y su alta eficiencia lo convierten en un recurso indispensable. Aunque también se extrae en Ruanda, Brasil y Nigeria, se estima que al menos el 40% del suministro mundial proviene del Congo, un país marcado por décadas de violencia.

La guerra por los minerales.

Buena parte de la extracción de este metal se da en regiones controladas por el grupo rebelde M23, una milicia conformada por miembros de la etnia tutsi que aseguran estar luchando por los derechos de su comunidad. Sin embargo, su presencia en la región ha traído una ola de violencia, con enfrentamientos que han dejado miles de muertos y escenas devastadoras, como el reciente asalto a la ciudad de Goma, un importante centro comercial y minero.

El M23 ha convertido la minería en su principal fuente de ingresos. En abril del año pasado, tomaron control de Rubaya, un punto estratégico en la extracción de coltán, el mineral del que se obtiene el tántalo. Desde entonces, han instaurado un sistema de cobros a mineros y comerciantes, exigiendo pagos anuales de entre 25 y 250 dólares, además de un impuesto de 7 dólares por cada kilo de coltán extraído. Con este modelo, el grupo genera alrededor de 800.000 dólares al mes, dinero que se usa para financiar su guerra.

¿Cómo llega este metal a tu celular?

El coltán extraído en las zonas controladas por el M23 no entra directamente al mercado global. En su lugar, pasa por Ruanda, un país que ha sido señalado por la ONU y organizaciones internacionales como un aliado clave del M23, proporcionándole entrenamiento, armas y apoyo logístico.

A pesar de los esfuerzos para frenar el comercio de minerales que financian conflictos, la trazabilidad sigue siendo un reto. La iniciativa ITSCI, que busca certificar el origen responsable del tántalo, ha recibido críticas por la falta de control sobre las minas ilegales. Mientras tanto, datos del Servicio Geológico de EE.UU. muestran que las exportaciones de coltán de Ruanda aumentaron un 50% entre 2022 y 2023, un incremento difícil de explicar sin considerar la entrada de material de origen ilícito.

Empresas tecnológicas bajo la lupa.

La conexión entre la tecnología y este conflicto ha llevado al gobierno congoleño a tomar medidas drásticas. A finales del año pasado, se presentaron demandas en Francia y Bélgica contra filiales de Apple, acusándolas de utilizar minerales de conflicto en sus productos. Apple ha negado estas acusaciones y, desde principios de 2024, anunció que dejó de comprar tántalo tanto del Congo como de Ruanda. Sin embargo, otras empresas no han sido tan transparentes, lo que significa que es muy probable que el metal extraído en estas zonas siga llegando a los dispositivos que usamos a diario.

Este oscuro vínculo entre la tecnología y el conflicto en el Congo nos obliga a cuestionarnos sobre el costo real de nuestros avances tecnológicos. Mientras seguimos disfrutando de la última innovación en nuestros teléfonos, miles de personas en el corazón de África siguen sufriendo las consecuencias de una guerra financiada, en parte, por la demanda de estos valiosos minerales.

Autor Itzel G. Bandala

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