Fielmente arraigado en la Bandera de México como un símbolo histórico, el nopal va más allá de ser solo un ícono premonitorio en la fundación de Tenochtitlán.
Por su generosidad en beneficios y múltiples aplicaciones, este cactus mexicano alimenta a pobres y ricos por igual, tanto personas como animales, y se ha erigido como un remedio natural para diversas enfermedades y un aliado en el cuidado de la piel.
El cultivo del nopal es visto por algunos como una pérdida y por otros como una área de oportunidad, como lo demuestran los jóvenes emprendedores universitarios en agroalimentos de Tulancingo. Estos innovadores diseñan productos alternativos como snacks y cosméticos, aprovechando sus propiedades benéficas, especialmente para personas con diabetes.
Los estudios indican que cada cien gramos de nopal fresco contienen 0.03 gramos de grasas, 93.0 miligramos de calcio, 1.6 miligramos de hierro, 41 microgramos de retinol y 5.6 gramos de carbohidratos.
Como alimento humano, el nopal se consume de diversas maneras, desde tacos hasta ensaladas y guisos, con un costo de 10 nopales por 12 pesos en el mercado.
“Los rebrotes tiernos son la parte comestible del nopal y pueden ser cosechados entre ocho y diez días después de brotar”, explicó Hiram Salomón, asesor técnico en proyectos agroalimentarios.
En medio de sequías excepcionales en Hidalgo, expertos rurales del valle de Tulancingo abogan por revalorizar el nopal. Este no solo sirve como alimento para el ganado en tiempos de escasez de forraje y costos elevados, sino también como fuente potencial de fruta (tuna) y verdura.
“Con más de siete mil años de historia en América, el nopal cuenta con al menos 114 especies en México, utilizadas principalmente para forraje, fruta y verdura”, según el manual de manejo del cultivo.
En la región, las áreas con nopaleras, que antes se consideraban infértiles para cultivos como cebada, maíz o frijol, ahora están viendo proyectos de desarrollo detenidos o viviendas sin acceso a servicios básicos debido a la naturaleza del suelo.
Los expertos rurales subrayan que el nopal es tolerante a la sequía y requiere poco riego; además, algunas plantaciones pueden vivir hasta 80 años, con una longevidad media de cinco a siete años, y a veces hasta diez, sin problemas graves de plagas.
A pesar de sus beneficios, la falta de conocimiento o la desconfianza en la producción de nopal y tuna hacen que pocos vean su potencial para mejorar la vida en el campo y para los agricultores que carecen de acceso a fuentes de abastecimiento cercanas o sistemas de riego.