Xóchitl Gálvez, senadora y figura prominentemente denunciada por el presidente Andrés Manuel López Obrador y sus seguidores morenistas, ahora también enfrenta una arremetida de la ultraderecha representada por Gilberto Lozano, líder del Frente Nacional Ciudadano (Frena). Lozano, conocido empresario de extrema derecha y aspirante a la candidatura independiente a la Presidencia, la acusó ante la Fiscalía General por presuntos daños al patrimonio nacional. Aunque ambos lados del espectro político parecen antagónicos, el fenómeno de la herradura, teorizado por el filósofo francés Jean-Pierre Faye, revela cómo en situaciones de mayor radicalización, posiciones aparentemente opuestas tienden a acercarse.
En el proceso de sucesión presidencial mexicano, esta polarización se hace evidente. La lucha por el poder ha llevado a López Obrador a intentar neutralizar a la senadora panista, pero no es el único enemigo que enfrenta Xóchitl Gálvez. La extrema derecha, compuesta por empresarios, organizaciones civiles y grupos conservadores, inicialmente apoyaba a la senadora Lilly Téllez, quien también pretendía ser candidata presidencial independiente. Sin embargo, ante la pérdida de fuerza de Téllez, la extrema derecha decidió retirar su respaldo y centrar sus esperanzas en Eduardo Verástegui, un destacado activista provida y líder del movimiento católico ¡Viva México!.
Verástegui ha estado tejiendo alianzas con grupos conservadores y de extrema derecha en Estados Unidos y Centroamérica, incluyendo encuentros con figuras como el expresidente Donald Trump, representantes del Congreso estadounidense y el presidente de El Salvador, Nayib Bukele. La estrategia de estos grupos es profundizar la polarización en México, utilizando denuncias penales contra Gálvez y otras tácticas para debilitar la oposición y fortalecer sus posiciones.
La postura radical de la ultraderecha no solo busca promover su agenda conservadora en temas como el aborto y la planificación familiar, sino también posicionarse como una opción viable para la contienda presidencial. Ante la falta de figuras competitivas en la oposición, Verástegui se perfila como la carta de la extrema derecha para enfrentar a López Obrador en las elecciones próximas.
En el juego político actual, Gálvez enfrenta ataques tanto del oficialismo como de la ultraderecha, mientras la teoría de la herradura muestra cómo estas fuerzas extremas, en apariencia opuestas, se acercan cada vez más en su afán de mantener o acceder al poder. La polarización política continúa creciendo, y en medio de esta dinámica, la senadora lucha por mantener su posición y visión en un escenario cada vez más complejo.